domingo, 9 de febrero de 2020

TODOS POR IGUAL RECIBEN EL PREMIO. San Jerónimo


COMENTARIO AL EVANGELIO
DOMINGO DE SEPTUAGÉSIMA
El Reino de los cielos es parecido a un hombre padre de familia que salió al empezar la mañana con el fin de ajustar jornaleros para su viña. Y habiendo convenido con los jornaleros en pagarles un denario por la jornada, los mandó a su viña (20,1.2) Esta parábola o similitud del Reino de los cielos se entiende por lo que antes se ha dicho. En efecto, antes de ella se ha dicho: Muchos primeros serán los últimos, y los últimos, primeros (MT 19,30), no atendiendo el Señor al tiempo, sino a la fe. Y dice que el padre de familia salió al empezar la mañana con el fin de ajustar jornaleros para su viña y que convino en un denario el precio de la obra; que, habiendo salido después hacia la hora de tercia, vio a otros que estaban ociosos en la plaza y les prometió no un denario, sino lo que fuese justo; que también a la hora sexta y a la de nona hizo algo parecido, y que a la hora undécima encontró a otros que estaban allí, los cuales habían estado sin trabajar todo el día, y los mando a la viña, y que, cuando atardeció, ordeno a su administrador que empezara a pagar por los últimos, esto es, a partir de los jornaleros de la hora undécima hasta los de la hora de prima y que todos, enfadados por igual envidiosamente contra los últimos, acusaban de injusticia al padre de familia, no por haber recibido menos de lo que había sido convenido, sino por querer recibir más que aquellos en favor de los cuales se había volcado la clemencia de quien los ajusto. A mí me parece que son jornaleros desde la hora primera Samuel y Jeremías y Juan Bautista, los cuales pueden decir con el Salmista: “Desde la matriz de mi madre tú eres mi Dios” (Sal 21,11). Pero son operarios de la hora de tercia los que desde la pubertad empiezan a servir a Dios; de la hora de sexta, los que se unieron al yugo de Cristo en la edad madura; los que lo hicieron en edad ya entrando en la vejez son los de la hora nona, y, en fin, los que en la última ancianidad son los de la hora undécima; y sin embargo, todos por igual reciben el premio aunque el trabajo sea diferente.
San Jeronimo
Transcripto por Dña. Ana María Galvez