viernes, 7 de octubre de 2016

OH ROSARIO BENDITO. San Juan XXIII



Ahora y siempre: Rosario, invocación de paz universal
¡Oh rosario bendito de María; cuánta dulzura al verte sostenido por la mano de los inocentes, de los sacerdotes santos, de las almas puras, de los jóvenes y de los ancianos, de cuantos aprecian el valor y la eficacia de la oración, llevado por innumerables y piadosas múltitudes como emblema y como bandera augural de paz en los corazones y de paz para todas las gentes humanas!
Decir paz en sentido humano y cristiano significa la penetración en las almas de aquel sentido de verdad, de justicia, de perfecta fraternidad entre las gentes, que disipa todo peligro de discordia, de confusión, que armoniza la voluntad de todos y de cada uno sobre las huellas de la doctrina evangélica, mediante la contemplación de los misterios de Jesús y de María, convertidos en algo familiar a la devoción universal; sobre el esfuerzo de cada alma, de todas las almas, hacia la práctica perfecta de la ley santa, que, regulando los secretos del corazón, rectifica las acciones de cada uno hacia el cumplimiento de la paz cristiana, delicia del vivir humano, gusto anticipado de los goces imperecederos y eternos.