Homilía de maitines
III DOMINGO DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Homilía de San
Agustín, Obispo.
Tratado 101 sobre san Juan hasta el fin
Este poco significa todo el espacio que recorre el presente siglo. Por
esta razón el mismo Evangelista escribe en su Epístola: “Estamos ya en la
última hora”. Y Jesús añade: “Porque me voy al Padre”; lo cual ha de referirse
a las primeras palabras, en que dice: “Dentro de un poco, y ya no me veréis”, y
no a las últimas: “Porque después me volveréis a ver”. Al ir al Padre, debía en
efecto, ocultarse de sus miradas, y por sus palabras no significa que había de
morir, permaneciendo fuera de su presencia
hasta que resucitara, sino que había de ir al Padre, lo cual cumplió después de
su resurrección, subiendo al cielo después de conversado con ellos por espacio
de cuarenta días.
Cuando dijo: “Aun un poco y ya no me veréis más”, se dirigía a aquellos
que entonces le veían corporalmente presente, y les hablaba de esta forma
porque había de ir al Padre, y después de su ascensión ya no le verían en carne
mortal, del modo que lo contemplan cuando decía estas cosas. Pero cuando
añadió: “Y de ahí a otro poco no me veréis”, lo prometió a la Iglesia
Universal, como también hizo a toda la Iglesia esta otra promesa: “He ahí que
yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo”. No tarda el Señor en cumplir lo
prometido. Dentro de poco tiempo lo veremos. Entonces ya nada le pediremos,
nada le preguntaremos, supuesto que ya nada desearemos ni quedará nada
desconocido para aprender.
Este poco nos parece largo, por lo mismo que aún se está realizando. Cuando
esté terminado, entonces veremos lo muy corto de su duración. Por lo mismo, no
queremos gozar como lo hace el mundo, del cual está escrito: “El mundo se
gozará”. Con todo, procuremos que durante el parto del deseo de la eternidad
nuestra tristeza no este privada de gozo. Como dice el Apóstol: “Gocémonos con
la esperanza; permanezcamos pacientes en la tribulación”. En efecto, la mujer
que esta de parto, a la que somos comparados, más se goza del hijo que espera, que está triste por el
dolor presente.