viernes, 18 de marzo de 2016

EVANGELIO DEL DÍA: Conviene que muera un solo hombre por el bien del pueblo


VIERNES DE LA I SEMANA DE PASIÓN
Conmemoración de los siete dolores de Nuestra Señora
Forma Extraordinaria del Rito Romano

Evangelio según San Juan 11,47-54.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos.  Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».  Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Vosotros no entendéis ni palabra;  no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».  Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación;  y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.  Y aquel día decidieron darle muerte.  Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.