viernes, 22 de enero de 2016

LA CRIATURA SIN EL CREADOR DESAPARECE REFLEXIÓN DIARIA DEL COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (n. 45-46)

LA CRIATURA SIN EL CREADOR DESAPARECE
REFLEXIÓN DIARIA DEL COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (n. 41-44)

La tentación constante del hombre desde el paraíso hasta nuestros días es la de hacer la vida al margen de Dios en búsqueda de una independencia o emancipación. La tentación consiste en ver en Dios a un tirano, opresor o como alguien que  impide nuestra libertad y nuestra felicidad.
Pero todo lo contrario, “cuanto más el hombre se contempla a la luz del designio de Dios y se vive en comunión con Él, tanto más se potencia y libera en su identidad y en la misma libertad que le es propia.”  
Jesucristo nos muestra con su propia vida que es en la relación filial con el Padre donde el hombre descubre el verdadero rostro de Dios: rostro misericordioso. Es así, reconociendo a Dios como Padre nuestro como llegamos a la verdadera libertad y, por tanto, a la felicidad… Recordemos que bellamente expresa esto la parábola del hijo pródigo: alejándose de su padre perdió hasta su propia dignidad personal y es volviendo a él donde encuentra su lugar y su condición de hijo.
Podrían acusarnos de “infantilismo” o de un “proteccionismo” en la visión de la relación de Dios con el hombre, pero todo lo contrario: Dios hace libre al hombre para que como “adulto” responda a su amor y le concede responsabilidad en su creación descubriendo sus leyes, empleando y ordenando poco a poco las realidades temporales.

“LA CRIATURA SIN EL CREADOR DESAPARECE”:  esta expresión del Concilio Vaticano II encierra una profunda verdad; pues Dios es el garante de los derechos de los hombres, es la fuente de su dignidad como personas; y eliminado Dios el hombre se convierte en un objeto de mercado e intereses. Es más, Dios es el defensor de los pobres, de los marginados, de los que no cuentan…   Los que quieren hacer callar a la Iglesia pretenden silenciar la voz de Dios para poder así seguir manipulando al hombre a su antojo.