Amar a Jesucristo es sentirse atraído por Él… es
hallarse como a Él empujado por una secreta e invisible… es encontrar en él el
descanso del alma… Amar a Jesucristo es interesarse por Él mirando sus cosas
como propias.
Amar a Jesucristo es hacer su voluntad; su
voluntad cuando manda y su voluntad cuando aconseja; su voluntad si exige y su
voluntad si se limita simplemente a insinuar; su voluntad en la fácil y su voluntad en lo difícil; su
voluntad en todo y siempre.