EXTRA
ECCLESIA NULLA SALUS.
REFLEXIÓN DIARIA DEL COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
(n. 38-40)
“Dios quiere que todos los hombres se
salven y lleguen al conocimiento de la verdad” –nos dice la Sagrada Escritura.
Él nos ha creado para salvarnos: la salvación es la vida en Dios, compartir su
misma vida divina y participar de la
resurrección de Cristo en el cielo. Un salvación de todo el hombre que comienza
ya ahora: personal y social, espiritual y corpórea,
histórica y trascendente…
Pero Dios no
obliga a nadie a aceptar su salvación: nos ha creado libres para que cada uno
de nosotros respondamos a su llamada mediante la fe. Ante nuestra libertad, la
omnipotencia de Dios se detiene. Dios ha querido correr el riesgo de que lo
rechacemos… y esto lo ha hecho por amor, porque no ha querido tratarnos como
simples autómatas… porque donde no hay libertad no puede haber amor. La fe en
Dios es la respuesta amorosa del hombre a aquel que le ha amado primero.
Y esta fe en
Dios no es al margen de las otras personas que como nosotros están llamadas a
vivir en Dios, a salvarse. Amor a Dios y amor al prójimo son unidos por Jesús
como el mandamiento principal de la ley.
Mi preocupación
por salvarme ha de ser también preocupación por mi prójimo…
En esta semana
de oración por la unidad de la Iglesia hemos de concretar esta preocupación por
todos aquellos que no creen, que viven separados de Dios y de su Iglesia, por
la conversión de los judíos… porque Dios ha querido que la Iglesia, bajo el
cayado de Pedro, sea la nave de salvación para todos los hombres; y por tanto “extra
Ecclesia nulla salus”... fuera de la Iglesia Católica, no podemos encontrar la
salvación.