Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: Se hace hoy memoria de santa Genoveva Torres Morales, virgen, que desde
joven experimentó las contrariedades de la vida y soportó la enfermedad que le
aquejaba. Fundó el Instituto de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de
los Ángeles, para ayudar a la mujeres (1956).
Sobre el rosario decía:
«El consuelo que siento al rezar el Santo Rosario
me hace olvidar lo que Dios tenga dispuesto que haya de sufrir. ¡Señor, mándame
lo que quieras! Siento nuevos bríos al terminar de rezar esta plegaria, la
preferida por nuestra Madre del cielo».
Señor
mío Jesucristo…
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
Que
la antorcha de la fe sea nuestro faro. El amor a Dios y al prójimo nuestro
guía, y la esperanza nuestra fortaleza. No damos prueba de que amamos a
Dios, si por una pequeña dificultad
dejamos de servirle con fidelidad. Para hacer frente a las dificultades es necesaria la fortaleza.
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
“¡Tenga
confianza y acuda al Sagrario! ¡Él está solo!, ¿por qué no acompañarlo? Y
sufre, ¿por qué no sufrir nosotros? Y disimula, ¿por qué no nosotros? Y siempre
perdonando y pidiendo y ofreciéndose a su Eterno Padre, ¿y por qué no nosotros?
Y siempre amando, ¿y por qué no nosotros? ¡Buen ánimo y a ser todos de
Él!"
3. La
coronación de espinas
“En
medio de mis padecimientos morales y físicos, no cesará la música interior de
mi alma, de alabar a Dios con actos de virtudes ofreciéndome a Él por amor.
Siempre la enfermedad es un aliciente más para acudir a Dios, no para sanar
sino para estar conforme en lo que Dios manda.”
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“El
camino de la virtud es el camino del vencimiento y, por consiguiente, el del
sufrimiento. Todo lo vence el amor, y con gusto o sin él trabajamos. Que la
antorcha de la fe sea nuestro faro, nuestra guía el amor a Dios y al prójimo, y
la esperanza nuestra fortaleza".
5. La
crucifixión y muerte del Señor
“La
vida espiritual está en cumplir nuestros deberes con perfección, y para estar
unida con Dios basta el conformarse con su santa voluntad; y tanto estaré más
unida cuanto más renuncio a mis pobres quereres por abrazarme en la cruz de
Cristo en su querer, cueste lo que cueste.”