SER JUZGADO POR QUIEN
HEMOS AMADO
Será muy hermoso a la hora de la muerte,
ver que vamos a ser juzgados por quien hemos amado sobre todas las cosas.
Seguros podremos ir con el pleito de nuestras deudas; no será ir a tierra
extranjera, sino propia, pues es la patria de quien tanto amamos y nos ama (C
40, 8).