EL FUEGO DEL AMOR DE DIOS
ES YA SEÑOR ABSOLUTO
Comprenderéis cómo el verdadero amor de Dios, cuando está en su madurez,
libre ya de todo y volando sobre las cosas de la tierra, es señor de todos los
elementos y del mundo; y como el agua procede de la tierra, no tengáis miedo de
que mate este fuego de amor de Dios; no tiene poder sobre él. Aunque el fuego y
el agua son contrarios, el fuego del amor de Dios es ya señor absoluto; no está
sometido al poder del agua (C 19, 4).