miércoles, 15 de enero de 2025

16. EL NOMBRE DE JESÚS. SAN Enrique de Ossó

Meditación XVI

El nombre de Jesús

 

VIVA JESÚS!

Ó SEA

MEDITACIONES

SOBRE

LA INFANCIA Y VIDA OCULTA DE JESUCRISTO

San Enrique de Ossó, presbítero

 

Oración preparatoria

para antes de la meditación.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, en quien creo y espero, a quien adoro y amo con todo mi corazón y me pesa de haberos ofendido, por ser bondad infinita, a Vos consagro este cuarto de hora de oración para que me deis gracia eficaz para conocerme y conoceros, amaros siempre más que todos los corazones, y haceros amar por todos. ¡Oh Padre eterno, oh María Inmaculada! dadme a conocer a vuestro Hijo Jesús, señor san José y santa Teresa de Jesús, descubrid a mi alma los encantos y perfecciones de vuestro Jesús, para enamorarme de sus bondades y hermosura, y ser toda de Jesús ahora y siempre. Amén.

 

Composición de lugar.

Imagina que se te presenta el divino Niño Jesús bajo la forma agraciada de pastorcillo de las almas, que tiene en su mano la marca que dice: ¡Viva Jesús! Imagínate tú, su ovejuela, hasta hoy descarriada, postrada a sus pies, convertida y desengañada, y que le pides que te marque por suya y grabe en tu exterior, y en lo más íntimo del corazón: Viva Jesús mi amor: soy toda de Jesús mi Redentor.

 

***

Meditación XVI

El nombre de Jesús

 

Punto primero. Después de ocho días, que fue circuncidado el Hijo de Dios, se le llamó con el nombre dulcísimo de Jesús, como lo había predicho el ángel a María antes que fuese concebido, y a san José. Considera que no hay otro nombre bajo el cielo con cuya invocación puedan salvarse los hombres, si no es el nombre de Jesús… Al oír el nombre de Jesús, doblan su rodilla los cielos, la tierra y los infiernos… Jesús es alegría al corazón, dulzura suavísima a nuestra lengua, y armonía celestial a nuestros oídos… El nombre de Jesús es salud para los enfermos, victoria para los tentados, sabiduría de ignorantes, luz de las almas, consuelo de los corazones… Todos los bienes están en el nombre de Jesús y con su invocación se ahuyenta toda clase de males. ¡Oh hija o hijo mío! graba el nombre de Jesús en tu corazón, salga a menudo de tu boca, y de seguro te salvarás.

 

Punto segundo. ¡Quién me diese, hija o hijo mío, que en tu corazón estuviese grabado el nombre de Jesús como en el de san Ignacio mártir, o nunca se te cayese de la boca, como sucedía a san Pablo, o me imitases a mí, tu Madre, que cifré toda mi gloria en ser y llamarme de Jesús! Déjame hoy, hija o hijo mío, grabar en tus sentidos y potencias el nombre de Jesús, para que seas toda de Jesús… Jesús vean tus ojos, Jesús oigan tus oídos, Jesús pronuncie tu lengua, Jesús clamen tus obras, y en todo tu exterior respires siempre el olor de Jesús… Viva Jesús en tu memoria con el recuerdo de sus beneficios, viva Jesús en tu entendimiento por la meditación de sus perfecciones, y viva, por fin, Jesús en tu corazón por los afectos de amor.

 

¡Oh Madre mía de mi alma, santa Teresa de Jesús! no quiero que haya en mí cosa que no sea de Jesús. Decidme, Madre mía, qué hay en mi modo de vestir, de hablar, de andar, de conversar, que desagrade a Jesús, y yo lo arrojaré de mí, cueste lo que cueste…

 

Descubridme qué hay en mi memoria, en mi entendimiento y sobre todo en mi corazón que no sea de Jesús, y estoy pronta a corregirlo, cueste lo que cueste, porque cuanto hay en mi interior y exterior, quiero sea todo de Jesús, y clame: Viva Jesús.

 

Fruto. Examinaré todos los días si hay algo en mi interior o exterior que desagrade a Jesús, para corregirlo sin demora; repetiré muchas veces entre día y siempre en la tentación: Viva Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús.

 

Padre nuestro y la oración final.

Oración final para todos los días.

Os doy gracias, Jesús de mi corazón, por el conocimiento y amor de Vos que me habéis comunicado en este cuarto de hora de oración, y por los santos propósitos que me habéis inspirado para conoceros y amaros y haceros conocer y amar de otros corazones… Os lo ofrezco todo a vuestra mayor honra y gloria… ¡Oh Padre eterno! Por María, por José y Teresa de Jesús, dadme gracia para decir siempre con toda verdad: Viva Jesús mi amor; soy toda de Jesús en vida, en muerte y por toda la eternidad. Amén.

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Enrique de Ossó, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos!

*

Ave María Purísima, sin pecado concebida.