miércoles, 1 de noviembre de 2023

DÍA 2. EL VALOR DE LOS SUFRAGIOS. SEGUNDA PARTE DE ESTE DOGMA DE FE

DÍA 2

EL VALOR DE LOS SUFRAGIOS.

SEGUNDA PARTE DE ESTE DOGMA DE FE

 

MES DE NOVIEMBRE PARA LA REFORMA

Y PERFECCIÓN DE LA VIDA

A LA LUZ DEL PURGATORIO Y POR MEDIO DE LA DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS

D. Felix Sardá y Salvany

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Redentor y Salvador mío, que habéis de ser un día Juez inexorable de mi pobre alma: a vuestros pies se presenta la mía llena de confusión por sus muchos pecados y por la enorme deuda que por ellos tiene pendiente ante vuestro justísimo tribunal. Perdonádselo todo, oh, amantísimo Jesús, por los méritos de vuestra Sangre, que es de valor infinito, pues ya arrepentido y humillado os pido perdón y reconciliación. Concedédmelo por las lágrimas de vuestra dolorida Madre, que lo es de un modo particular de los pecadores como yo, y por lo mucho que amáis a vuestras esposas, las almas del Purgatorio, en cuya utilidad y sufragio me propongo practicar este piadoso ejercicio. Amén.

 

Meditación diaria

DIA 2

EL VALOR DE LOS SUFRAGIOS.

SEGUNDA PARTE DE ESTE DOGMA DE FE

 

I

Como es de fe la existencia del Purgatorio, así lo es el valor de las oraciones y satisfacciones de los fieles para alivio de las benditas almas cautivas en dicho lugar de expiación. El mero instinto del hombre en todas las religiones y cultos le mueve a orar ante las tumbas de sus fallecidos, y este instinto de la naturaleza, por universal y constante en ella, no puede dejar de ser instinto de verdad, y confirma plenamente la enseñanza católica. Orar por el difunto supone que han de serle de algún provecho ante Dios nuestras oraciones, y es evidente que no habrían de servirle si el alma estuviese ya en definitivo estado de salvación o condenación. Los mismos herejes protestantes, por una rara inconsecuencia, acompañan con salmos y preces el entierro de sus difuntos. ¿A qué viene eso, podría preguntárseles, si el alma de vuestro hermano no puede ya por sufragio alguno de los vivos ser ayudada en su existencia ultraterrena? Las inscripciones de los monumentos fúnebres en todos los siglos de la era cristiana, los actos litúrgicos de la Iglesia en todos los períodos de ella, la misma voz de la tradición hebrea en el libro de los Macabeos, son testimonios elocuentes de esta verdad. Más lógico fuera negar en redondo la inmortalidad del alma y toda existencia de esta en otra vida, que desconocer esta creencia que no sólo se admite y se profesa, sino que, por decirlo así, se siente en el fondo de todos los corazones. 

II

Señor y Dios mío, también esta verdad creo y admito con toda la convicción de mi entendimiento y con todo el amor de mi voluntad, porque sois Vos quien lo grabó en la conciencia de todos los pueblos. Y ya en el Antiguo, ya en el Nuevo Testamento, la dejasteis formalmente consignada, en frases que no puede dejar de leer quien sepa sencillamente hojear sus páginas. ¡Divino Salvador y Maestro mío Jesucristo! Por aquella infinita tristeza de vuestro Corazón al comunicar Vos a vuestros discípulos en la última Cena la traición de uno de ellos y su irremediable perdición, aceptad hoy en favor de las benditas almas el sufragio de mis oraciones, y la pública profesión que hago ante Vos y ante la Iglesia de esta mi creencia, a que por nada ni por nadie de este mundo quiero renunciar, Hacedla eficaz en mis costumbres, para que no sólo como doctrina de fe la profese, sino como obra de piedad constantemente la practique, y logre con ella descanso para mis difuntos y algún descuento de sus deudas para mi alma en vuestro justiciero tribunal, Amén.

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Os ofrezco, piadosísimo Señor y Padre mío, los rezos y demás actos de este día en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, suplicándoos por vuestra infinita bondad y por los dolores y lágrimas de vuestra Madre y mía María Santísima, el consuelo y alivio y final descanso de aquellas vuestras esposas por la gracia y hermanas mías por la fe y la caridad. De un modo particular os recomiendo las de mis padres, parientes, amigos y bienhechores, por quien tengo sin duda mayor obligación; las de cuantos por mi causa estén en aquellas acerbas penas; las de los que están más olvidados de todos y más necesitados de mi pobre sufragio. ¡Oh, Señor y Padre mío! Aceptad en descuento de sus deudas ante vuestra eterna justicia mis humildes satisfacciones, y muy particularmente cada uno de los actos de este Mes, y concededme ser, como mis hermanas las almas del Purgatorio, eficazmente ayudado, cuando en él se halle la mía. Amén.

***

En recuerdo de la Sagrada Pasión de nuestro Salvador y en sufragio de las benditas almas:

5 padrenuestros, Avemaría y Gloria.

 

Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.

Requiescant in pace. Amen.

Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace. Amen.