lunes, 6 de noviembre de 2023

DÍA 7. EL PURGATORIO, SUPLEMENTO DE LA PENITENCIA

DÍA 7

EL PURGATORIO,

SUPLEMENTO DE LA PENITENCIA

 

MES DE NOVIEMBRE PARA LA REFORMA

Y PERFECCIÓN DE LA VIDA

A LA LUZ DEL PURGATORIO Y POR MEDIO DE LA DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS

D. Felix Sardá y Salvany

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Redentor y Salvador mío, que habéis de ser un día Juez inexorable de mi pobre alma: a vuestros pies se presenta la mía llena de confusión por sus muchos pecados y por la enorme deuda que por ellos tiene pendiente ante vuestro justísimo tribunal. Perdonádselo todo, oh, amantísimo Jesús, por los méritos de vuestra Sangre, que es de valor infinito, pues ya arrepentido y humillado os pido perdón y reconciliación. Concedédmelo por las lágrimas de vuestra dolorida Madre, que lo es de un modo particular de los pecadores como yo, y por lo mucho que amáis a vuestras esposas, las almas del Purgatorio, en cuya utilidad y sufragio me propongo practicar este piadoso ejercicio. Amén.

 

Meditación diaria

DIA 7

EL PURGATORIO,

SUPLEMENTO DE LA PENITENCIA

 

I

Tal como es de pecadora e imperfecta nuestra vida, claro está que debiera ser vida de continua y perseverante penitencia No se concibe de otro modo el perdón de las culpas cotidianas sino con este cotidiano ejercicio de satisfacción. Y, sin embargo, nada más olvidado del común de los cristianos, aún de los que no quisieran pasar plaza de poco temerosos de Dios. ¿Quién se dedica, hoy en día a la práctica de la penitencia? ¿Quién hay que trate a su cuerpo con los merecidos rigores, que solían ser en siglos de más viva fe el natural complemento de la vida de piedad? De tal suerte lo invadió todo el espíritu de la más refinada sensualidad y el amor a las comodidades, que ya se reputa sacrificio imposible lo que apenas podía parecer a nuestros mayores mediana mortificación. Y, no obstante, no se ha mudado la ley de Dios para atemperarse al rebajamiento de nuestra virilidad cristiana, y son los mismos en orden a nuestra vida pecadora los derechos de su inexorable justicia. Al pecado debe seguir como condición del perdón el arrepentimiento, y el arrepentimiento nada es sin la penitencia. El Purgatorio, como hemos dicho antes, puede considerarse como una amorosa condescendencia de la divina bondad en orden a nuestra flaqueza, a la cual se acomoda un tantico la severidad de la eterna justicia. En el Purgatorio nos concede ésta como un suplemento de la penitencia, para que la hagamos póstuma, los que nos hemos distraído de hacerla antes de la muerte. No debe servirnos de excusa para no hacerla, sino sólo de consuelo de no haberla hecho. Al revés, pues la necesidad en que nos vemos de tener que hacerla después muy más rigurosa, debe sernos poderoso acicate para que no olvidemos hacerla antes muy más benigna y atenuada. De otro modo volveríamos contra la divina Bondad y contra nuestro propio interés, lo mismo que Ella ha otorgado en honra suya y en favor y consideración de nuestra humana flaqueza.

 

II

¡Oh, benignísimo Señor y Jesús mío! En casa de Caifás pasasteis por el oprobio de ser llamado blasfemo, por el solo hecho de haber declarado vuestra divinidad, compelido a ello y conjurado por el Nombre e invocación de vuestro Padre celestial. Tus vestiduras rasgó aquel mal juez, fingiendo escandalizarse por vuestra admirable respuesta y declarándoos por ella reo de muerte. Y yo no rasgo de dolor mi alma con los gemidos de la contrición, ni mi cuerpo con los azotes de la penitencia, oyendo cada día blasfemado y ultrajado vuestro Nombre adorabilísimo, y habiéndole profanado y héchole tal vez blasfemar mil veces con mis pecados y escándalos. Reo de muerte os declararon a Vos, inocencia y pureza infinitas, y yo, pecador miserable, no me atrevo a declararme a mí mismo reo y merecedor de ninguna de las más ligeras asperezas de la mortificación. Acepto, Señor y Dios mío, como gracia de vuestra misericordia las penas del Purgatorio, con que queráis exigirme satisfacción en la otra vida, por lo mucho que he dejado de satisfaceros en la presente. Pero al propio tiempo, apiadaos, Señor, de las benditas almas que se hallan hoy en aquel lugar de expiación, y aplicadles los méritos de vuestra Pasión dolorosísima, y particularmente en este día las afrentas y sonrojos con que humilló vuestra majestad soberana en casa de Caifás la vileza de vuestros enemigos. Derramad sobre el ardor de sus llamas el rocío suavísimo de vuestra piedad por nuestras humildes súplicas, y dadles cuanto antes el reposo y paz eterna. Amén.

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Os ofrezco, piadosísimo Señor y Padre mío, los rezos y demás actos de este día en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, suplicándoos por vuestra infinita bondad y por los dolores y lágrimas de vuestra Madre y mía María Santísima, el consuelo y alivio y final descanso de aquellas vuestras esposas por la gracia y hermanas mías por la fe y la caridad. De un modo particular os recomiendo las de mis padres, parientes, amigos y bienhechores, por quien tengo sin duda mayor obligación; las de cuantos por mi causa estén en aquellas acerbas penas; las de los que están más olvidados de todos y más necesitados de mi pobre sufragio. ¡Oh, Señor y Padre mío! Aceptad en descuento de sus deudas ante vuestra eterna justicia mis humildes satisfacciones, y muy particularmente cada uno de los actos de este Mes, y concededme ser, como mis hermanas las almas del Purgatorio, eficazmente ayudado, cuando en él se halle la mía. Amén.

***

En recuerdo de la Sagrada Pasión de nuestro Salvador y en sufragio de las benditas almas:

5 padrenuestros, Avemaría y Gloria.

 

Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.

Requiescant in pace. Amen.

Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace. Amen.