viernes, 10 de noviembre de 2023

DÍA 11. EL PURGATORIO Y LA LIGEREZA EN EL HABLAR

DÍA 11

EL PURGATORIO,

Y LA LIGEREZA EN EL HABLAR

 

MES DE NOVIEMBRE PARA LA REFORMA

Y PERFECCIÓN DE LA VIDA

A LA LUZ DEL PURGATORIO Y POR MEDIO DE LA DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS

D. Felix Sardá y Salvany

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Redentor y Salvador mío, que habéis de ser un día Juez inexorable de mi pobre alma: a vuestros pies se presenta la mía llena de confusión por sus muchos pecados y por la enorme deuda que por ellos tiene pendiente ante vuestro justísimo tribunal. Perdonádselo todo, oh, amantísimo Jesús, por los méritos de vuestra Sangre, que es de valor infinito, pues ya arrepentido y humillado os pido perdón y reconciliación. Concedédmelo por las lágrimas de vuestra dolorida Madre, que lo es de un modo particular de los pecadores como yo, y por lo mucho que amáis a vuestras esposas, las almas del Purgatorio, en cuya utilidad y sufragio me propongo practicar este piadoso ejercicio. Amén.

 

DIA 11

EL PURGATORIO,

Y LA LIGEREZA EN EL HABLAR

 

I

Por muchas cosas se va al Purgatorio, pero hemos de juzgar que principalmente se va a él por pecados de la lengua, según son aquéllos frecuentes y ésta tan resbaladiza. Sin traer aquí a colación los grandes pecados que con el hablar se cometen, cuales son obscenidades, blasfemias, perjurios, detracciones de fama, etc., aun entre personas de ajustada conducta son innumerables las ocasiones de faltar en que pone la lengua y en que fácilmente se tropieza y cae. Hablando primeramente lo que no se debe: como es en conversaciones ociosas y vanas, o en que no se trata con debido respeto las cosas santas, o en que sale algo menoscabada la caridad fraterna, o deslustrada la estimación de nuestros prójimos, o en que se exhibe como no se debiera nuestra miserable personilla, o se condesciende con los necios pujos de la vanidad y del amor propio. Hablando cuan­ do y donde no se debe; esto es, cuando la prudencia o la modestia aconsejan un buen callar, cuando el hablar puede ser obstáculo al recogimiento, cuando con eso se falta a la reverencia debida a lugares sagrados y a personas superiores. Hablando por fin más de lo que se debe, por pura conversación sin qué ni para qué, lo que se llama hablar por hablar y se reputa comúnmente tan inocente. El desorden en este punto es pecaminoso en sí y lo es por ocasionado a que, encendido el ardor de la parladuría, se entre muy fácilmente en terreno gravemente vedado, sea para las leyes de la caridad, sea por las delicadísimas de la honestidad cristiana. Por todos estos conceptos es la lengua la gran proveedora de combustible para el Purgatorio, y allí tendrá que arder como heno vil la mayor parte quizá de lo que hemos estado hablando en la presente vida. Y ¿qué será pensar en lo que tal vez hemos faltado, por dejar de hablar cuándo y cómo debíamos, lo cual pertenece también a  los pecados de este sentido? ¿No hay a menudo silencios culpables, como hay culpables, muchas palabras?

 

II

¡Oh, divino Salvador y Redentor! En casa de Herodes a donde os llevó la cobardía de Pilatos para desentenderse de vuestra causa y sentencia, disteis admirable ejemplo de prudente silencio, no contestando palabra alguna a las instancias de aquel deshonesto rey. Por loco os tuvo y como loco os trató la insolencia de ese desventurado y de sus cortesanos, a Vos, sabiduría del cielo, Verbo eterno del Padre, nuestro Maestro en todo, pero principalmente en el arte sublime de saber hablar y saber callar. Dad a mis labios los cerrojos de la prudencia y de la modestia cristianas, que no se abran sino cuándo y cómo y dónde más convenga, a los intereses de vuestra divina gloria y de mi salvación. Y perdonadme desde ahora lo mucho que en hablar y en no hablar he faltado, y aplicad, en descargo de estas mis faltas y de las de mis hermanos del Purgatorio, los méritos de vuestro elocuente silencio, cuando rompiéndolo con una sola palabra podíais dejar confundidos a todos vuestros enemigos. Y en sufragio de las benditas almas que por tales culpas padecen y expían, aceptad, como hoy os las ofrezco, las afrentas e ignominias con que vestido de blanco como loco os vieron la mañana del Viernes Santo las calles y plazas de Jerusalén. No tema yo el juicio del mundo, que él es el verdadero necio y loco; haced que por no ofenderos mortifique yo mi lengua, o para volver por vuestra honra me sirva de ella dando testimonio de Vos. Amén.

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Os ofrezco, piadosísimo Señor y Padre mío, los rezos y demás actos de este día en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, suplicándoos por vuestra infinita bondad y por los dolores y lágrimas de vuestra Madre y mía María Santísima, el consuelo y alivio y final descanso de aquellas vuestras esposas por la gracia y hermanas mías por la fe y la caridad. De un modo particular os recomiendo las de mis padres, parientes, amigos y bienhechores, por quien tengo sin duda mayor obligación; las de cuantos por mi causa estén en aquellas acerbas penas; las de los que están más olvidados de todos y más necesitados de mi pobre sufragio. ¡Oh, Señor y Padre mío! Aceptad en descuento de sus deudas ante vuestra eterna justicia mis humildes satisfacciones, y muy particularmente cada uno de los actos de este Mes, y concededme ser, como mis hermanas las almas del Purgatorio, eficazmente ayudado, cuando en él se halle la mía. Amén.

***

En recuerdo de la Sagrada Pasión de nuestro Salvador y en sufragio de las benditas almas:

5 padrenuestros, Avemaría y Gloria.

 

Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.

Requiescant in pace. Amen.

Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace. Amen.