lunes, 20 de noviembre de 2023

DÍA 21. EL PURGATORIO Y LAS INDULGENCIAS

DÍA 21

EL PURGATORIO,

Y LAS INDULGENCIAS

 

 MES DE NOVIEMBRE PARA LA REFORMA

Y PERFECCIÓN DE LA VIDA

A LA LUZ DEL PURGATORIO Y POR MEDIO DE LA DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS

D. Felix Sardá y Salvany

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Redentor y Salvador mío, que habéis de ser un día Juez inexorable de mi pobre alma: a vuestros pies se presenta la mía llena de confusión por sus muchos pecados y por la enorme deuda que por ellos tiene pendiente ante vuestro justísimo tribunal. Perdonádselo todo, oh, amantísimo Jesús, por los méritos de vuestra Sangre, que es de valor infinito, pues ya arrepentido y humillado os pido perdón y reconciliación. Concedédmelo por las lágrimas de vuestra dolorida Madre, que lo es de un modo particular de los pecadores como yo, y por lo mucho que amáis a vuestras esposas, las almas del Purgatorio, en cuya utilidad y sufragio me propongo practicar este piadoso ejercicio. Amén.

 

DIA 21

EL PURGATORIO,

Y LAS INDULGENCIAS

 

I

Otro tesoro tiene la Iglesia para alivio de las almas del Purgatorio: el de las indulgencias. Es la indulgencia un indulto o perdón de la pena temporal que merece todo pecador, aún después de perdonada la pena eterna por la confesión; indulto o perdón, que puede ser plenario o parcial según sea parcial o plenaria la indulgencia. Tal condena temporal, si no se extingue en vida por medio de obras satisfactorias, debe extinguirse en el Purgatorio, a no ser que se perdone por medio de indulgencias u otras obras de sufragio. La indulgencia es una aplicación de los infinitos méritos y satisfacciones de Cristo, de María Santísima y de los santos, que tiene como en depósito la Iglesia y de que puede disponer en virtud de la potestad de las llaves, concediéndose dicha aplicación en recompensa y como en conmutación de obras que para ganarla practique el fiel cristiano, según los términos en que la concesión está hecha. Equivale tal concesión a las penas canónicas que por determinadas faltas señalaba la antigua disciplina. Y así, conceder cuarenta días de indulgencia es perdonar o indultar lo que durante cuarenta días de penitencia se hubiera satisfecho. La mano de la Iglesia es generosa, es más que generosa pródiga de indulgencias de dicho su inagotable tesoro, ya por la mucha necesidad que de ellas tienen las almas, así de vivos como de difuntos, ya para estimular con ello la piedad cristiana y traerla, por decirlo así, más obligada a toda clase de obras de devoción. Lo doloroso es que no sea tanta nuestra diligencia en aprovecharlas y nuestra caridad en ofrecerlas por las benditas almas del Purgatorio, que las esperan como ayuda de costa para más presto verse libres de su aflictiva situación.

 

II

Con vuestra muerte en cruz ganasteis, oh, divino Salvador mío, para todas las culpas del género humano aquella plenaria indulgencia y general indulto, del que nosotros no necesitamos sino hacernos aplicación particular, o hacerla en favor de nuestros hermanos, para que nos aprovechen sus frutos. No nos cuesta sino alargar la mano a ese árbol sacrosanto, y tomarlos de él y apropiárnoslos para cada una de las deudas que tenemos pendientes con vuestra soberana justicia. ¡Oh cuán consoladora pudiera ser esta meditación, cada vez que os contemplamos pendiente que ese leño de salud y muerto en él por nuestro amor! ¡Y cuán saludable para nuestras almas y para las detenidas en el Purgatorio, la consideración del tesoro de gracia que tenemos siempre disponible, para completamente reconciliarnos con Vos! Me avergüenzo ¡Señor y Salvador mío! de mi negligencia en usufructuar ese precioso caudal, con que me brinda a todas horas vuestra depositaria y tesorera la Santa Iglesia por medio de las indulgencias. Las necesito yo y las necesitan mis hermanos del Purgatorio, y yo no extiendo mi mano a cada momento como podría, para hacerme con ese precio de indulto y redención. ¿No serán este mismo olvido y negligencia otros de los muchos cargos que me haréis en vuestro tribunal, y por los que necesitaré satisfaceros en la otra vida? Prefiero anticiparme en la presente por medio del frecuente lucro de indulgencias en favor mío y de mis hermanos que gimen en el Purgatorio Propongo, con vuestro favor y gracia, ser cada día más codicioso de ese logro espiritual. Amén.

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Os ofrezco, piadosísimo Señor y Padre mío, los rezos y demás actos de este día en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, suplicándoos por vuestra infinita bondad y por los dolores y lágrimas de vuestra Madre y mía María Santísima, el consuelo y alivio y final descanso de aquellas vuestras esposas por la gracia y hermanas mías por la fe y la caridad. De un modo particular os recomiendo las de mis padres, parientes, amigos y bienhechores, por quien tengo sin duda mayor obligación; las de cuantos por mi causa estén en aquellas acerbas penas; las de los que están más olvidados de todos y más necesitados de mi pobre sufragio. ¡Oh, Señor y Padre mío! Aceptad en descuento de sus deudas ante vuestra eterna justicia mis humildes satisfacciones, y muy particularmente cada uno de los actos de este Mes, y concededme ser, como mis hermanas las almas del Purgatorio, eficazmente ayudado, cuando en él se halle la mía. Amén.

***

En recuerdo de la Sagrada Pasión de nuestro Salvador y en sufragio de las benditas almas:

5 padrenuestros, Avemaría y Gloria.

 

Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.

Requiescant in pace. Amen.

Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace. Amen.