jueves, 16 de noviembre de 2023

DÍA 17. EL PURGATORIO Y LAS FALTAS DE CARIDAD CON EL PRÓJIMO

DÍA 17

EL PURGATORIO,

Y LAS FALTAS DE CARIDAD CON EL PRÓJIMO

 

MES DE NOVIEMBRE PARA LA REFORMA

Y PERFECCIÓN DE LA VIDA

A LA LUZ DEL PURGATORIO Y POR MEDIO DE LA DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS

D. Felix Sardá y Salvany

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Redentor y Salvador mío, que habéis de ser un día Juez inexorable de mi pobre alma: a vuestros pies se presenta la mía llena de confusión por sus muchos pecados y por la enorme deuda que por ellos tiene pendiente ante vuestro justísimo tribunal. Perdonádselo todo, oh, amantísimo Jesús, por los méritos de vuestra Sangre, que es de valor infinito, pues ya arrepentido y humillado os pido perdón y reconciliación. Concedédmelo por las lágrimas de vuestra dolorida Madre, que lo es de un modo particular de los pecadores como yo, y por lo mucho que amáis a vuestras esposas, las almas del Purgatorio, en cuya utilidad y sufragio me propongo practicar este piadoso ejercicio. Amén.

 

DIA 17

EL PURGATORIO,

Y LAS FALTAS DE CARIDAD CON EL PRÓJIMO

 

I

El cristianismo es amor en el doble concepto de amor a Dios y amor a nuestros prójimos. Es, pues, tan obligatorio, como el amor de caridad para con Dios, el amor de caridad para con nuestros hermanos. Amor de caridad, decimos, no amor de simpatía, que sentimos por lo que nos agrada o hechiza; no amor de interés, que tenemos a quien puede en algún modo favorecernos; no simple amor de gratitud, con que pagamos mercedes recibidas. Estas clases de amor pertenecen todas al orden natural y humano, y puede tenerlas cualquier hombre aún el más apartado de Dios. El amor de caridad es el amor cristiano, que se tiene al hombre no por el hombre, sino por Cristo cuya imagen es; amor no ceñido ni exclusivista para una o pocas personas, sino general en orden a todas, pues en todas se halla aquella imagen o representación. Es sólo de corazones magnánimos y superiores amar de esta manera, con el amor más parecido de todos al que tiene Dios a sus criaturas. Lo opuesto a este amor son ordinariamente lo que llamamos faltas de caridad. ¿Cuál ha sido mi tenor de vida tocante a este punto? ¿Cuáles las vivezas o mejor cuáles las durezas de mi carácter en el trato con mis prójimos? ¿Cuáles mis suspicacias y recelos ofendiendo quizá su buena reputación? ¿Cuál mi falta de sinceridad y llaneza en mis relaciones? ¿Cuáles mis pocas disposiciones a la benevolencia y al agrado y al consuelo y a la indulgencia y al perdón? Todo esto es la práctica común de la caridad, y no se concibe sin esto el ejercicio de esta divina virtud. ¡Cuánto y cuantísimo tendré que satisfacer por mis faltas contra ella en los rigores del Purgatorio!

 

II

El amor, el puro amor de Dios, lanzó ¡oh, buen Jesús! a vuestra divina Madre y Señor mía, de su retirado domicilio a las calles y plazas de Jerusalén cuando supo andabais por ellas, con la cruz a cuestas, hacia el Calvario. El amor la hizo buscaros hasta dar con Vos al través del populacho y de soldados y verdugos; el amor dióle fuerzas, que sin él no tuviera, para sostener frente a Vos la pena de aquel desgarrador encuentro. ¡Oh, Madre! ¡Oh, Hijo! ¡Corazones ambos templados en la fragua del más fino amor de caridad, para ser de él maestros y modelos a los corazones cristianos! ¡Oh quién de esta suerte y en tal grado supiese amar, y con tal amor de caridad haberse siempre con sus hermanos ¡así amigos como enemigos! ¡Enemigos! ¿Podríamos tenerlos en realidad si tal amor de caridad anidase en nuestros corazones? ¡Oh, Señor y Dios mío! Vos sí que nos amasteis a todos de esta manera, aun cuando éramos enemigos de Vos. Es cierto lo que dijisteis de tal amor, que no hay otro de mayor fineza que el de quien llega a dar la vida por sus hermanos. Y a mí no me pedís, Jesús mío, tan costosos sacrificios, sino de muy insignificante cuantía. Que reprima las asperezas de mi carácter, que calme la irascibilidad de mi genio, que olvide injurias y sufra desdenes y tolere rarezas y otorgue favores y condescienda con impertinencias, y sea con todos blando, suave, manso, considerado. Cuando a juicio me llaméis, ¿no será éste quizá uno de los más severos capítulos de cargos contra mí? Propongo ya desde ahora adelantarme a satisfacer por ellos, y por los de mis hermanos del Purgatorio, con la práctica habitual de esta virtud. Amén,

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Os ofrezco, piadosísimo Señor y Padre mío, los rezos y demás actos de este día en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, suplicándoos por vuestra infinita bondad y por los dolores y lágrimas de vuestra Madre y mía María Santísima, el consuelo y alivio y final descanso de aquellas vuestras esposas por la gracia y hermanas mías por la fe y la caridad. De un modo particular os recomiendo las de mis padres, parientes, amigos y bienhechores, por quien tengo sin duda mayor obligación; las de cuantos por mi causa estén en aquellas acerbas penas; las de los que están más olvidados de todos y más necesitados de mi pobre sufragio. ¡Oh, Señor y Padre mío! Aceptad en descuento de sus deudas ante vuestra eterna justicia mis humildes satisfacciones, y muy particularmente cada uno de los actos de este Mes, y concededme ser, como mis hermanas las almas del Purgatorio, eficazmente ayudado, cuando en él se halle la mía. Amén.

***

En recuerdo de la Sagrada Pasión de nuestro Salvador y en sufragio de las benditas almas:

5 padrenuestros, Avemaría y Gloria.

 

Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.

Requiescant in pace. Amen.

Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace. Amen.