COMENTARIO AL
EVANGELIO CATENA AUREA
SÁBADO
DE LA I SEMANA DE CUARESMA
TEMPORAS DE CUARESMA
TEMPORAS DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Comentario de San
León Magno
El Señor puso de manifiesto su
gloria ante los testigos que había elegido, e hizo resplandecer de tal manera
aquel cuerpo suyo, semejante al de todos los hombres, que su rostro se volvió
semejante a la claridad del sol y sus vestiduras aparecieron blancas como la
nieve.
En aquella transfiguración se
trataba, sobre todo, de alejar de los corazones de los discípulos el escándalo
de la cruz, y evitar así que la humillación de la pasión voluntaria conturbara
la fe de aquellos a quienes se había revelado la excelencia de la dignidad
escondida.
Pero con no menor providencia
se estaba fundamentando la esperanza de la Iglesia santa, ya que el cuerpo de
Cristo, en su totalidad, podría comprender cuál habría de ser su
transformación, y sus miembros podrían contar con la promesa de su
participación en aquel honor que brillaba de antemano en la cabeza. A propósito
de lo cual había dicho el mismo Señor, al hablar de la majestad de su venida:
Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Cosa que el
mismo apóstol Pablo corroboró, diciendo: Sostengo que los sufrimientos de ahora
no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá; y de nuevo: Habéis
muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca
Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él,
en gloria.
Pero, en aquel milagro, hubo
también otra lección para confirmación y completo conocimiento de los apóstoles.
Pues aparecieron, en conversación con el Señor, Moisés y Elías, es decir, la
ley y los profetas, para que se cumpliera con toda verdad, en presencia de
aquellos cinco hombres, lo que está escrito: Toda palabra quede confirmada por
boca de dos o tres testigos.
¿Y pudo haber una palabra más
firmemente establecida que ésta, en cuyo anuncio resuena la trompeta de ambos
Testamentos y concurren las antiguas enseñanzas con la doctrina evangélica?
Las páginas de los dos
Testamentos se apoyaban entre sí, y el esplendor de la actual gloria ponía de
manifiesto, a plena luz, a aquel que los anteriores signos habían prometido
bajo el velo de sus misterios; porque, como dice san Juan, la ley se dio por
medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo, en
quien se cumplieron, a la vez, la promesa de las figuras proféticas y la razón
de los preceptos legales, ya que, con su presencia, atestiguó la verdad de las
profecías y, con su gracia, otorgó a los mandamientos la posibilidad de su
cumplimiento.
Que la predicación del santo
Evangelio sirva, por tanto, para la confirmación de la fe de todos, y que nadie
se avergüence de la cruz de Cristo, gracias a la cual el mundo ha sido
redimido. Que nadie tema sufrir por la justicia, ni desconfíe del cumplimiento
de las promesas, porque por el trabajo se va al descanso, y por la muerte se
pasa a la vida; pues el Señor echó sobre sí toda la„debilidad de nuestra
condición, y, si nos mantenemos en su amor, venceremos lo que él venció y
recibiremos lo que prometió.
En efecto, ya se trate de
cumplir los mandamientos o de tolerar las adversidades, nunca debe dejar de
resonar en nuestros oídos la palabra pronunciada por el Padre: Éste es mi Hijo,
el amado, mi predilecto; escuchadlo.