CORONA DE LOS SIETE DOLORES DE NUESTRA SEÑORA.
Por la señal...
Monición inicial: Celebra hoy la Iglesia a los siete santos fundadores de la Orden de los
Siervos de María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y
Alejo. Siendo mercaderes en Florencia, se retiraron de común acuerdo al monte
Senario: "Teniendo su propia imperfección, pensaron rectamente ponerse a
sí mismos y a sus propios corazones, con toda devoción, a los pies de la Reina
del cielo, la gloriosísima Virgen María, a fin de que, como mediadora y
abogada, les reconciliara y les recomendase a su Hijo, y supliendo con su
plenísima caridad sus propias imperfecciones, impetrase misericordiosamente
para ellos la fecundidad de los méritos. Por eso, para honor de Dios,
poniéndose al servicio de la Virgen Madre, quisieron, desde entonces, ser
llamados siervos de María."
Como ellos también nosotros queremos ponernos bajo la protección de la
Virgen y lo hacemos hoy con la corona de los siete dolores de Nuestra Señora
que Orden Servita propagó por todas partes.
*** Por decreto de S.S. León XIII, el rezo de la corona satisface el rezo
del rosario.
1º DOLOR. La profecía de Simeón en la
presentación del Niño Jesús
Virgen María: por el dolor
que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu
alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo te manifestó que tu
participación en nuestra redención como corredentora sería a base de dolor; te
acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que seamos
dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.
Padrenuestro, 7 Avemarías, Gloria al Padre
2º DOLOR. La huida a Egipto con Jesús y José
Virgen María: por el dolor
que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando
grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de nacer,
ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida
eterna; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que
sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.
Padrenuestro, 7 Avemarías, Gloria al Padre
3º DOLOR. La pérdida de Jesús
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el
dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada;
pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de
tu cuidado y de San José; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos
del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos.
Padrenuestro, 7 Avemarías, Gloria al Padre
4º DOLOR. El encuentro
de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario
Virgen María: por las
lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la
cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio
suplicio de muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir
este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de
cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo
verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo
hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le
dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le
ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser
una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible,
para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor . . . Y,
por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y
sepamos ser humildes como Él lo fue.
Padrenuestro, 7 Avemarías, Gloria al Padre
5º DOLOR. La crucifixión y la agonía de Jesús
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el
dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies
de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida
a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su
pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te
acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, no permitas que jamás
muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención.
Padrenuestro, 7 Avemarías, Gloria al Padre
6º DOLOR. La lanzada y el recibir en
brazos a Jesús ya muerto
Virgen María: por las
lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en
el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón;
el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti
como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías
tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo
devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de
nuestros pecados; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo,
haz que sepamos amar a Jesús como El nos amó.
Padrenuestro, 7 Avemarías, Gloria al Padre
7º DOLOR. El entierro de Jesús y la soledad de María
Virgen María: por las
lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que
era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó
su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día
resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte
más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo
la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte
más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú,
Madre nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste en todos sus
sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en
este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de
nosotros la gracia particular que te pedimos…
Padrenuestro, 7 Avemarías, Gloria al Padre
LETANÍAS A NUESTRA SEÑORA DE LOS
DOLORES
Señor, tened piedad de nosotros.
Cristo, tened piedad de nosotros.
Señor, tened piedad de nosotros.
Dios, Padre celestial, tened piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, tened piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, tened piedad de nosotros.
Dios, trino y uno, tened piedad de nosotros.
Santa María, ROGAD POR NOSOTROS
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre crucificada,
Madre dolorosa,
Madre afligida,
Madre abandonada,
Madre desolada,
Madre privada de vuestro Hijo,
Madre herida con una espada de dolor,
Madre llena de trabajos,
Madre espiritualmente clavada en la cruz,
Madre tristísima,
Fuente de lágrimas,
Cúmulo de padecimientos,
Espejo de paciencia,
Roca de firmeza y constancia,
Arca de confianza,
Refugio de los abandonados,
Escudo de los oprimidos,
Triunfadora de la incredulidad,
Consuelo de los desgraciados,
Salud de los enfermos,
Fortaleza de los débiles,
Puerto de los náufragos,
Calma de las tempestades,
Asilo de los tristes,
Terror de los insidiosos,
Tesoro de los fieles,
Luz de los Profetas,
Báculo de los Apóstoles,
Corona de los Mártires,
Consejo de los Confesores,
Perla de las Vírgenes,
Apoyo de los huérfanos,
Amparo de las viudas,
Alegría de los santos, rogad por nosotros.
Cordero de Dios, dadnos una mirada,
Cordero de Dios, libradnos de todo mal.
Cordero de Dios, socorrednos en todas nuestras necesidades.
Oración. Imprimid
vuestras penas, Reina del cielo, en el fondo de mi corazón, a fin de que en
ellas pueda leer y aprender dolor y amor; dolor, para sufrir con Vos y por Vos
toda suerte de dolor; y amor, para despreciar con Vos y por Vos todo amor que
no sea el de Jesús.