COMENTARIO AL
EVANGELIO CATENA AUREA
MIERCOLES DE LA I SEMANA DE
CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Comentario de san
Ambrosio
Para que conozcamos que cuando
empieza a descomponerse el pueblo de la sinagoga empieza a ensalzarse la
santidad de la Iglesia. Así como Jonás fue un prodigio para los ninivitas, así
lo será el Hijo del hombre para los judíos. Por esto añade: "Piden un
prodigio y no se les dará otro prodigio que el del profeta Jonás".
El prodigio de Jonás fue una
figura de la pasión del Señor y a la vez una manifestación de los graves
pecados que los judíos cometieron; en ello podemos advertir juntamente el
oráculo de la majestad y el indicio de la piedad. Porque con el ejemplo de los
ninivitas se anuncia el suplicio y se demuestra el remedio; de allí que los
judíos no deben desconfiar de obtener el perdón, si quieren hacer penitencia.
Por tanto, también al condenar
al pueblo de los judíos se expresa claramente el misterio de la Iglesia, la
que, como la reina del Mediodía, se reúne de todos los confines del mundo para
aprender la sabiduría y oír las palabras del pacífico Salomón. Verdaderamente
reina, cuyo reino, formando un solo cuerpo de pueblos diversos y distantes
entre sí, es indivisible.
Según este misterio, la
Iglesia consta de dos partes: unos son los que no conocen el pecar, lo que es
propio de la reina del Mediodía; otros los que dejan de pecar, lo que
corresponde a los ninivitas que hacen penitencia. La penitencia borra el pecado
y la sabiduría lo evita.