Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: En la octava de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, se celebra a santa María Bernarda Soubirous, a quien la
Virgen se le apareció siendo ella una joven sencilla y humilde. Después de las
Apariciones, se hizo religiosa, llevando una vida escondida y humilde. El papa
Pío XI dijo de ella: Bernardita fue fiel
a su misión, fue humilde en la gloria, fue fuerte en la prueba.
Su inocencia y confianza total en la Virgen nos invita a imitarla y decir
como ella: “Ruega, Señora, por esta pobre
pecador”. Ofrecemos este rosario por la conversión de los pecadores: por
los cristianos, que a pesar de ser consciente del amor de Dios, seguimos
pecando; por aquellos que pecan conscientemente y no quieren enmendarse, por
aquellos que están enfangados en una vida de pecado y viven olvidados de
Dios.
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La
Resurrección del Señor.
“«El
poco tiempo que estamos en el mundo hay que emplearlo bien».”
“Yo
sólo iré al cielo si me porto como se debe.”
2.- La
Ascensión del Señor
“El
cielo, el cielo, bienaventurados los que están allí. Allí encontraré a mi madre
del cielo en todo el esplendor de su gloria, con ella gozaré de la felicidad
del mismo Jesús.”
“Hagamos
todo para ganar el cielo, ofrezcamos el trabajo y nuestro sufrimiento.”
3.- La Venida
del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
“Vivir
sólo para Dios, para Dios en todo lugar, para Dios siempre. Buscar en todas las
cosas a Dios, en todo lugar a Dios. Los
medios para ver a Dios en todo lugar son el recogimiento, la abnegación y la
mortificación.”
4.- La
Asunción de María Santísima a los Cielos
“"María
es tan bella que quienes la ven querrían morir para volver a verla".”
“En
el cielo seremos felices, pero aquí abajo…No espere nada de esta vida.”
5.- La
Coronación De La Virgen Como Reina Y Señora De Todo Lo Creado.
“¡La
vi, la vi! ¡Qué hermosa era! ¡Cuánto ansío volver a verla!".”
«No,
no siento la necesidad. Hago
generosamente el sacrificio de no volver a ver Lourdes. Sólo tengo una aspiración, y es la de ver a la
Virgen Santa glorificada y amada»