COMENTARIO AL
EVANGELIO CATENA AUREA
LUNES
DE LA II DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Comentario de San
Agustín, in Joannem, tract. 38
Como ya se ha dicho, ninguno le
echó mano, porque aún no había llegado su hora. Habla en seguida a los judíos
de su pasión, que no estaba sujeta a la necesidad, sino a su voluntad. Por esto
sigue el evangelista: "Y en otra ocasión les dijo Jesús yo me voy",
porque la muerte del Salvador no fue otra cosa que el regreso al cielo, de
donde había venido y de donde había salido.
"Me buscaréis, dice el
Señor, pero no con piadoso afecto, sino por odio". Y en verdad que le
buscaron cuando desapareció de la vista de los hombres, tanto los que le
aborrecían cuanto los que le amaban; los primeros, persiguiéndole; los
segundos, deseando tenerle consigo. "Y no creáis que me buscaréis con buen
fin, por esto moriréis en vuestro pecado". Esto quiere decir buscar mal a
Jesucristo, morir en pecado; esto quiere decir aborrecerle, porque de El solo
puede venirnos la salvación. Pronunció su sentencia de antemano, diciendo que
morirían en su pecado.
Dijo el Señor esto mismo a los
apóstoles en otro sitio, pero no les dijo moriréis en vuestro pecado, sino
"a donde yo voy no podéis vosotros venir ahora". No les quitó la
esperanza, sino que les predijo la dilación.
Oídas estas palabras,
preguntaron, como suelen preguntar los hombres carnales. Prosigue: "Y
decían los judíos: ¿Por ventura, se matará a sí mismo? Porque ha dicho: A donde
yo voy, vosotros no podéis venir". Palabras necias. Pues qué, ¿no podían
ellos ir a donde el Señor iría si se matase? Pues ellos ¿no habían de morir
también? Dijo "a donde yo voy", y no adonde se va por medio de la
muerte, sino adonde iría el Señor después de su muerte.
¿Qué quiere decir de arriba?
Del mismo Padre, sobre el cual nada hay. Pero vosotros sois de este mundo, y yo
no, ¿cómo había de ser del mundo el mismo que lo había creado?
Nuestro Señor explicó el
sentido en que dijo: "Vosotros sois de este mundo". Eran pecadores,
puesto que todos nacemos en pecado, y cuando vivimos añadimos nuevos pecados a
aquél con el que hemos nacido. Toda la infidelidad de los judíos consistía no
en tener pecado, sino en morir en sus pecados. Por esto añade el Salvador:
"Por eso os dije, que moriréis en vuestros pecados". Creo que habría
muchos de los que oían al Salvador que creerían en El, y que no diría para
todos aquella sentencia terrible: "moriréis en vuestro pecado". Si
fuera así, quitaría también la esperanza a aquéllos que creerían en El. Pero
les dio esperanza añadiendo: "Porque si no creyereis que yo soy, moriréis
en vuestro pecado"; luego, si creéis que yo soy, no moriréis en vuestro
pecado.
Y cuando dice "si no
creyereis que yo soy", aunque nada añadió, dio a entender mucho; porque
también Dios dijo a Moisés: "yo soy el que soy" ( Ex 3,14). ¿Y cómo
oigo, "yo soy el que soy", y "si no creyereis que yo soy",
como si no existieran otros seres? Considerando que cualquier otro ser, por
grande que sea su mérito, si es mudable, en realidad no es. Examinemos el
cambio de las cosas, y veremos que ellas fueron, y que serán. Pero fíjate en
Dios y encontrarás que es, y en El no cabe tiempo pasado. Mas para que tú
existas has de traspasar el tiempo. Y eso que añadió: para que no muramos en
nuestros pecados, no parece que quiere decir otra cosa que: "si no
creyereis que yo soy", esto es, si no creéis que yo soy Dios. Demos
gracias a Dios, que dijo si no creyereis, y no dijo si no comprendiereis.
¿Quién comprendería esto?