LUNES DE LA I SEMANA DE PASIÓN
Comentario de San Agustín, in Ioanem tract. 31
El Señor salvaba a los pobres y a los humildes. Por esto dice el evangelista: "Y muchos del pueblo creyeron en El", etc. La plebe fue la que conoció en seguida su propia enfermedad, y conoció pronto la medicina de El.
También podían entender que si no había dos, éste sería el Cristo. Pero los príncipes no pensaban bien. Y por esto no sólo no lo consideraban como médico, sino que trataban de matarle. Por esto sigue: "Oyeron los fariseos estos murmullos que había en el pueblo y enviaron guardias para que le prendiesen".
Pero como no podían prenderle si El no quería, le enviaron los guardias sólo para que oyesen lo que enseñaba. Prosigue el evangelista: "Y Jesús les dijo: Aun estaré con vosotros un poco de tiempo".
O lo que es lo mismo: ya haréis dentro de poco lo que queréis hacer; pero no ahora, porque yo no quiero; debo llenar todo mi tiempo, y después sufrir mi pasión.
También predijo aquí su resurrección, porque después de ella habrían de buscarle arrepentidos; y como no habían querido conocerle cuando estaba presente, después le buscaban cuando vieron que muchos creían en El: por lo que muchos, como arrepentidos, dijeron: ¿qué haremos? Vieron a Jesucristo morir por la maldad de ellos, y creyeron en Cristo cuando perdonaba sus pecados, y desesperaron de su salvación, hasta que bebieron la sangre que habían derramado.
Y no dijo: "donde yo estaré", sino "en donde estoy". Siempre estaba Jesucristo allí adonde había de volver, y volvió, pero sin dejarnos, porque estaba Jesucristo sobre la tierra en cuanto a la carne visible; mas estaba en el cielo y en la tierra según la majestad invisible. No dijo, pues, no podréis, sino no podéis venir; entonces eran de tal condición, que no podían. Y para que se comprenda que no decía esto para que desesperasen, a sus discípulos les dijo una cosa parecida: a donde yo voy, vosotros no podéis venir; pero al final explicó esto a San Pedro, diciéndole: a donde yo voy, no podéis seguirme ahora, pero me seguiréis después.
Mas el Señor había dicho: "a donde yo voy" refiriéndose al seno del Padre. Pero ellos no entendieron esto en manera alguna. Y, sin embargo, vaticinaron con este motivo nuestra salvación, anunciando que el Salvador habría de ir a estar entre los gentiles, no con la presencia de su cuerpo, sino con sus pies. Porque nos envió sus miembros, y nos convirtió en miembros suyos.