jueves, 18 de marzo de 2021

AMAR CON SAN JOSÉ. Hora Santa

 


“Amar con San José”

 

San Pedro Julián Eymnard nos da este consejo:

“Reténganse bien estas cuatro cosas: el amor adora, da gracias, llora sus pecados y se da todo entero a la mayor gloria de Jesús: Ama, gratias age, dole, te dona.

Para dar a cada uno de estos sentimientos el desenvolvimiento y la eficacia que les conviene, es bueno unirse a los actos de adoración, de acción de gracias y de amor de los santos, particularmente de aquellos que fueron más devotos del santísimo Sacramento, y más aún a los de la santísima Virgen, madre y reina de los hijos del cenáculo y de san José, el primero de los adoradores.

Estos cuatro actos (Ama, gratias age, dole, te dona) corresponden al mismo tiempo a los cuatro fines del sacrificio y a las necesidades de las almas.

Son expresión natural del amor y cumplen el fin de la oración.”

 

ADORA CON SAN JOSÉ.

San Enrique de Ossó dice: “San José creyó con una fe tan viva, que solo la Virgen Santísima le ha podido aventajar en ella. Duda al ver encinta a María; el ángel le aparece y le dice que lo que ha nacido en ella es obra del Espíritu Santo, y cree san José sin vacilar. Ve al Mesías prometido, que los judíos carnales esperaban como un gran rey y conquistador, le ve nacer en un mísero establo en medio de dos animales, y lo adora como a Dios. Le ve circuncidado, fugitivo a Egipto, y le cree Dios. Le contempla dormido, callado, sujeto a todas las miserias humanas, excepto al pecado, y le adora como a Dios. Le admira sujeto a sus órdenes, trabajando de carpintero en Nazaret, ganando el sustento con el sudor de su frente, y le cree Dios. La fe, mejor que a Abraham, se le reputó a san José por justicia o santidad.”

¡Qué adoración tan ferviente –en la oscuridad de la fe- debió ofrecer a Jesucristo, vivo en el seno de María! Detente por un instante y como Moisés ante la zarza ardiente contempla a Jesús presente en la eucaristía, oculto tras las especies sacramentales y con san José, préstale  tu adoración.

 

DA GRACIAS CON SAN JOSÉ

San Enrique de Ossó dice: “Sentimientos de acción de gracias brotan del agradecida alma de san José al verse elegido entre todos los mortales por esposo de la Madre de Dios y vicepadre del Hijo del Eterno. Padre Santo, que estáis en los cielos, exclamaría san José, ¿de dónde a mí el inmerecido honor, que fiéis a mi cuidado los tesoros de santidad y justicia que vos mas amáis? Yo, pobre carpintero, ¿he de aparecer a los ojos de todo el mundo padre del Hijo de Dios, he de mandar a Jesús y a María, reyes de cielos y tierra? ¡O ensanchad mi pequeñez, o quitad de mí esta merced; no sea caso, Dios mío, se estimen en poco vuestros dones al ver que los dispensáis a tan baja y vil criatura!... ¡Oh alma justísima de san José! ¡Cómo confunde vuestro ejemplo de gratitud mi olvido en dar gracias al Señor por los beneficios recibidos! En cada momento, Dios mío, como Padre bondadoso llovéis vuestros dones sobre mi; mas ¡cuán pocas veces levanto los ojos a vos para deciros de corazón: Gracias, bien mío, gracias! ¡Oh fidelísimo san José!, alcánzame del Señor el agradecimiento a sus bondades para merecerlas más copiosas.”

Únete al corazón de san José y ante el Santísimo Sacramento entona tu propio cántico de acción de gracias.

 

CONFIESA TUS PECADOS

Y REPARA CON SAN JOSÉ

El glorioso san José, siempre fue justo ante la presencia de Dios y no cometió pecado alguno. Misterio inefable que sobrepasa nuestra inteligencia. Y a pesar, de no estar presente en el Calvario vivió unido a su Redentor ofreciendo su vida, sus trabajos, dolores y penas por la redención del mundo. La vida de San José fue un sacrificio total en oblación al Padre  junto a Aquel al que impuso el nombre de Jesús porque “había de salvar al pueblo de sus pecados” por su muerte en la cruz. 

Pero nosotros, ¿Cuánto no hemos ofendido a Dios? ¿Cuántos han sido nuestro pecados? ¿Cuántas veces nos hemos crucificado al autor de la vida?

Ante Jesús Eucaristía, humíllate, confúndete, pide perdón y misericordia… y desde hoy resuelve firmemente no volver a ofender a tu Dios.

Pide a san José tener inmenso dolor de los pecados, que quebrante y desmenuce nuestro duro y culpable corazón. Pide la intercesión de san José para llevar una vida justa, para ofrecer digna reparación de tus pecados. 

Ofrécete, conságrate, únete a Jesucristo presente en la Sagrada Hostia ofreciendo reparación por los pecados.

 

SERVIR A DIOS COMO SAN JOSÉ

Escribe san Pedro Julián Eymard: Los servidores empleados en el servicio de la persona del mismo rey son los más honrados. Servir a la persona adorable de Jesucristo es compartir la felicidad de la santísima Virgen, madre suya; de san José su fidelísimo custodio, es estar asociado a la gloria de los ángeles. “Quién me sirva será honrado de mi Padre”, tiene dicho el salvador. ¿Puede servirse a mejor amo que a Jesucristo, ni a mayor rey que al rey de los cielos y de la tierra?

Somos contados entre los servidores del Rey de Reyes y él nos dice: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.” (Juan 15)

Siervos de Dios, amigos suyos, compañeros de la Virgen y de San José, asociados a los ángeles… estos son algunos de nuestros títulos. ¿Corresponde nuestra vida a ellos?

Quizás quieras hacer grandes cosas por Dios, grandes hazañas que puedan ser admiradas y produzcan asombro en los otros… Pero, siendo san José el servidor más grande de Jesucristo después de la Virgen María, no se le pide nada grandioso a los ojos humanos, sino el cumplimiento fiel de sus obligaciones para con Dios, para con su Esposa María, para con Jesús –Dios y Hombre Verdadero-, para con el prójimo y su pueblo…

San José nos enseña la ley de la humildad y de una vida escondida como la que Jesús tiene en la Eucaristía.

Decídete a servir a Dios desde ahora, pero no buscando la gloria y la fama de los hombres, sino en el silencio y en la vida oculta.

 

Hora Santa Con San José by IGLESIA DEL SALVADOR DE TOL...