Comentario
al Evangelio
XXII DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Nada más justo ni más razonable que dar a Dios lo que es de Dios, y al
prójimo lo que le es debido. Si todos los cristianos siguiesen este camino,
ninguno de ellos se contaría entre los moradores del infierno; todos poblarían
el cielo. Quisiera Dios, nos dice el gran San Hilario, que nunca los hombres
perdiesen de vista este precepto. Mas ¡cuántos lo tienen por no escrito! Pasan
su vida engañando a uno y robando a otro. Nada más común que las injusticias,
nada más raro que las restituciones. Mucha razón tenía el profeta Oseas al
afirmar que la injusticia y el latrocinio cubrían la faz de la tierra, cual el
diluvio que asoló el universo (Os., IV, 2.). Desgraciadamente, los culpables
abundan tanto como las personas que no quieren reconocerse tales. ¡Dios mío! ¡Cuántos
ladrones nos revelará la muerte! (…) Terminemos, pues, diciendo que somos unos
insensatos al no preocuparnos de otra cosa que de atesorar bienes, los cuales
nos hacen desgraciados al adquirirlos, mientras los poseemos, cuando los
abandonamos y hasta en la eternidad. Seamos más juiciosos, aficionémonos a esos
bienes que nos seguirán en la otra vida y constituirán nuestra felicidad
durante días sin fin.
San
Juan María Vianney