Homilía de maitines
16 de agosto
SAN JOAQUÍN,
PADRE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Forma
Extraordinaria del Rito Romano
HOMILIA DE SAN JUAN DAMASCENO
Sobre la fe
ortodoxa, 1, 4. CAP. 15
Que
José tuviera a David por antepasado, claramente lo demuestran los santísimos
Evangelistas Mateo y Lucas. Con la diferencia, empero, de que Mateo hace
descender a José de David por Salomón, y Lucas por Natán. Pero sobre la
genealogía de la Virgen, ambos guardan silencio. Esto se explica teniendo
presente que ni entre los hebreos, ni en la Sagrada Escritura se acostumbró a
establecer la genealogía de las mujeres; puesto que la ley exigía que ningún
varón tomara por esposa a una mujer de una tribu distinta de la suya. Por
consiguiente, de ninguna manera se hubiera desposado con la Virgen, contra lo
prescrito por la ley, José, que pertenecía a la tribu de David, y que practica
la justicia (tal es, en efecto el elogio que le tributa el Evangelio), si ella
no hubiese procedido de la misma estirpe real. Bastaba por consiguiente, que el
Evangelista indicara el origen de José.
De
consiguiente, del linaje de Natán, hijo de David, Leví engendró a Melqui y a
Panter. Panter engendro a Barpater (así se le llamaba). Y este engendro a
Joaquín, que fue padre de la santa Madre de Dios. Remontémonos ahora haca
atrás: de la estirpe de Salomón, hijo de David, Matán tuvo con su esposa a
Jacob, y al morir Matán, Melqui, descendiente de Natán, hijo de Levi y hermano
de Panter, tomo por esposa a su viuda, madre de Jacob; de su segundo matrimonio
nació Helí. Jacob y Helí eran, por consiguiente hermanos uterinos; el primero
de la estirpe de Salomón, y el segundo de la de Natán.
Pero
Helí, que era descendiente de Natán, murió sin dejar prole, por lo cual Jacob,
de la estirpe de Salomón, se desposó con la viuda de su hermano, de la cual
tuvo un hijo llamado José. Por naturaleza, José era hijo de Jacob y
descendiente de Salomón, pero ante la ley, su padre era Helí y su raza la de
Natán. Estando así las cosas, Joaquín se unió en matrimonio con Ana, mujer
ilustre y digna de las mayores alabanzas. A semejanza de la antigua Ana que,
estando sometida a la prueba de la esterilidad, debió a sus oraciones y a su
voto, el nacimiento de su hijo Samuel, esta obtuvo del cielo, con sus oraciones
y promesas, el tener una hija, la Madre de Dios, privilegio que la sitúa sobre
todas las matronas más preclaras. Así, pues, la gracia (tal es la significaciones del nombre Ana), engendro a la Soberana (tal es la del nombre María).
Esta alcanzo, en efecto, la categoría de soberana de toda la creación al verse
elevada a la dignidad de Madre del Creador.
Transcripto por Dña. Ana María Catalina
Galvez