miércoles, 29 de marzo de 2023

EVANGELIO DEL DÍA: Aunque no queráis darme crédito a mí, dádselo a mis obras, a fin de que conozcáis, y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.


MIÉRCOLES DE LA I SEMANA DE PASIÓN
Forma Extraordinaria del Rito Romano

Aunque no queráis darme crédito a mí, dádselo a mis obras,
a fin de que conozcáis, y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

Evangelio según San Juan 10,22-38.
Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo.  Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.  Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente». Jesús les respondió: «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí.  Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas.  Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen,  y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.  Mi Padre, lo que me ha dado, es mayor que todo, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre.  Yo y el Padre somos uno». Los judíos agarraron de nuevo piedras para apedrearlo.  Jesús les replicó: «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».  Los judíos le contestaron: «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».  Jesús les replicó: «¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: Sois dioses”?  Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura,  a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”?  Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis,  pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».


COMENTARIOS:
Sta Teresa de Jesús

JESÚS EL VERADERO PASTOR. Benedicto XVI

SEPULTURA ESPIRITUAL. Santo Tomás de Aquino