CASTIGO DE LA INCREDULIDAD Y EL BUEN EJEMPLO.
DOM GUERANGER
Miércoles de Témporas de Cuaresma
Miércoles de la I semana de Cuaresma
CASTIGO DE LA INCREDULIDAD. — Denuncia el Salvador a Israel los castigos que le esperan por su voluntaria ceguera y dureza de corazón. Exige Israel prodigios para creer; le rodean por doquier y no los ve; así son los hombres de nuestros días. Para reconocer como divino el cristianismo habrán menester pruebas. Patente está la historia sin embargo, abierta ante sus ojos. Los acontecimientos del día dan su testimonio; pero nada los sacude y saca de su modorra. Se aferran desilusionados a sus propios sistemas y 110 llegarán a comprender que es la Iglesia católica el fundamento de la sociedad hasta el día en que la sociedad por ellos aislada de la Iglesia se hunda en el abismo abierto por sus manos. “Generación perversa y adúltera”, dice el Señor, contra la que se levantarán los pueblos ínfleles, desconocedores de las instituciones cristianas y que hubieran llegado por ventura a amarlas y guardarlas. Temamos la espantable suerte de los judíos a quienes el sitio de Jerusalén y su misma ruina no logró abrir los ojos y permanecen ñeles todavía a las ilusiones de su orgullo, tras una esclavitud de diecinueve siglos.
EL BUEN EJEMPLO. — En medio de los peligros de la sociedad han de darse cuenta los hijos de la Iglesia de su responsabilidad. Indaguen por qué los sabios del mundo, los políticos del mundo, dejan de contar con ellos. Por qué todavía hoy esos hombres hallan tan dificultoso dar siquiera en algún sitio con el elemento católico. Es que los católicos han desertado de la Iglesia y de sus prácticas santas. Por días se va notando que el vacío se adueña más y más de nuestras iglesias, no se frecuentan ya los sacramentos, la Cuaresma no es más que mera palabra en el calendario. Volvamos, no ya tan sólo a la fe de nuestros padres, sino a la observancia de las leyes cristianas; entonces sí que el Señor se apiadará de su pueblo infiel en atención a los justos que cobije en su seno. El apostolado del ejemplo producirá sus frutos; con grupito de fieles fué para los pueblos del imperio romano la levadura de que nos habla el Salvador que fermentó toda la masa’; en medio de una sociedad que todavía conserva más elementos católicos que ella misma sospecha, nuestro celo por confesar y practicar los deberes de la milicia cristiana no quedará sin resultado feliz.