miércoles, 21 de marzo de 2018

LO QUE HACEN LAS OVEJAS ES CREER AL PASTOR Y SEGUIRLO. San Agustín

COMENTARIO DE LA CATENA AUREA

MIÉRCOLES DE LA I SEMANA DE PASIÓN

Forma extraordinaria del Rito Romano

Comentario de San Agustín, in Joanem tract 48
La palabra encaenia está formada de la palabra griega k –nuevo-, y se designa por ella toda dedicación de alguna cosa nueva.
Como el sentimiento de la caridad se había resfriado en el corazón de los judíos, y el afán de hacer mal se había despertado en su alma, no se acercaban tocados de la fe, sino que perseguían movidos por la rabia: "Y los judíos le cercaron y le dijeron: ¿hasta cuándo nos acabas el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente". Hablaban así los judíos, no por el deseo de saber la verdad, sino para preparar el camino a la calumnia.
Pretendían oír de los labios del Salvador estas palabras: "Yo soy el Cristo", y tal vez conocían a Cristo en cuanto hombre, pero no entendían su divinidad en los Profetas. Por esto, si El decía: "Yo soy el Cristo", según lo que ellos sabían de la descendencia de David, lo habrían calumniado de que se apropiaba el poder real.
Esto les dijo porque los veía predestinados a la muerte eterna, y no a la vida eterna que El les había conquistado con su sangre. Lo que hacen las ovejas es creer al pastor y seguirlo.
Estos son los pastos de que poco antes había dicho ( Jn 10,9): "Y encontrará pastos". Buen pasto se dice de la vida eterna, en donde ninguna yerba se marchita; todo allí está verde. Mas vosotros echáis mano de la calumnia, porque sólo pensáis en la vida presente. "Y no perecerán jamás". Puedes sobreentender: Vosotros pereceréis para siempre, porque no sois de mis ovejas.
El añade por qué no han de perecer: "Y ninguno las arrebatará de mis manos". Habla de las ovejas, de las que se dice: El Señor conoce a aquellos que le pertenecen ( 2Tim 2,19); ni el lobo los arrebata, ni el ladrón los roba, ni el salteador los mata; seguro está del número de aquellos, el que sabe lo que ha dado por ellos.
No por su crecimiento y desarrollo, sino por su nacimiento, es igual al Padre el que desde la eternidad nació Hijo del Padre, Dios de Dios. "Esto es lo que me dio el Padre", lo que es sobre todas las cosas, a saber: que yo soy su Verbo, que yo soy su Hijo único, que yo soy el brillo de su luz. "Y ninguno puede arrebatar las ovejas de mi mano", porque tampoco nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre: "Y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre". Si por mano entendemos el poder, uno es el poder del Padre y del Hijo, porque es una la Divinidad. Si por mano entendemos al Hijo, la mano del Padre es el Hijo mismo; lo que no decimos porque Dios tenga miembros corporales, sino porque Dios ha hecho todas las cosas por su Hijo. Así los hombres suelen decir también que sus manos son otros hombres por los cuales hacen lo que quieren. Alguna vez también suele llamarse la mano del hombre a la misma obra del hombre, porque se hace mediante la mano; a la manera que decimos que un hombre reconoce su mano cuando reconoce lo que ha escrito. En este lugar, por la mano del Padre y del Hijo, debemos entender su poder; no sea que después de haber tomado al Hijo por la mano del Padre, nuestro pensamiento carnal empiece a buscar al hijo del Hijo.