sábado, 24 de marzo de 2018

EL MISMO QUE ES LLAMADO REY DE LOS JUDÍOS EN LA TIERRA, ES EL SEÑOR DE LOS ÁNGELES EN EL CIELO. San Agustín


COMENTARIO AL EVANGELIO CATENA AUREA

SÁBADO DE LA I SEMANA DE PASIÓN
Forma extraordinaria del Rito Romano

Comentario de San Agustín In Ioannem tract., 50.
Como el milagro hecho por el Señor era tan grande, se había extendido por todas partes con tanta evidencia, y se había hecho tan público, que no pudiendo ni ocultar el hecho, ni negarlo, pensaron dar muerte a Lázaro. "Y los príncipes de los sacerdotes pensaron", etc. ¡Pensamiento insensato y ciega crueldad! Como si el Señor, que pudo resucitar a un muerto, no pudiera hacer lo mismo con un asesinado. He aquí que el Señor hizo las dos cosas, pues resucitó a Lázaro muerto, y se resucitó a sí mismo que había sido muerto.
El perfume con que María ungió los pies de Jesús fue la justicia, y por eso llevaba una libra. Este perfume era de precioso nardo líquido; pisti (en griego significa fe). ¿Quieres obrar la justicia? El justo vive de la fe (Rom 1,17). Unge los pies de Jesús viviendo bien; sigue sus huellas; enjúgalas con tus cabellos. Si tienes algo superfluo, dalo a los pobres y habrás enjugado los pies del Señor, porque los cabellos parecen lo superfluo del cuerpo.
Se llenó la casa de olor; el mundo se llenó de buen nombre.
Cuál había sido el resultado de su predicación, y cuál el rebaño que había escuchado la voz del pastor (de entre todos los que habían perecido de la casa de Israel), se puede deducir de las palabras que siguen: "Y el día siguiente, una grande muchedumbre de gente había venido a la fiesta, tomaron ramos de palmas", etc. Los ramos de palmas son alabanzas y significan la victoria que por su muerte había de conseguir el Salvador, conquistando del demonio los trofeos de la cruz.
La palabra hosanna es una voz de súplica y expresa un sentimiento de afecto más bien que otra cosa alguna, a la manera de las interjecciones latinas.
¿Qué extraño había de ser que el Rey de los siglos se hiciera Rey de los hombres? Porque Cristo no se hizo Rey de Israel para imponer un tributo, o para armar un poderoso ejército; se hizo Rey de Israel para ilustrar las almas y conducirlas al reino de los cielos. El haber querido hacerse Rey de Israel, fue dignación suya, no exaltación; señal de compasión, no de poder, pues el mismo que es llamado Rey de los judíos en la tierra, es el Señor de los ángeles en el cielo.
Aquí se dice esto de una manera muy breve; en los otros evangelistas se encuentra bien explicado cómo se hizo esta entrada. En el pollino de una asna, en el que ningún otro se había sentado (circunstancia que hacen notar los otros evangelistas), está representado el pueblo gentil, que no había recibido la Ley del Señor; y en la asna (pues uno y otra fueron llevados al Señor), el que descendió del pueblo de Israel.
También se da a este hecho un sentido profético, para manifestar que los perversos príncipes de los judíos no lo entendían de Aquel en quien se estaba cumpliendo lo que ellos leían. Así, añade el evangelista: "Como está escrito: no temas, hija de Sión. He aquí tu Rey que viene sentado sobre un pollino de una asna". Aquel pueblo representaba la hija de Sión, esto es, Jerusalén, llamada Sión, que es a quien se dice: "No temas" (a El). Reconoce a Aquel a quien tú ensalzas y no tiembles cuando lo veas padecer, porque su sangre será derramada para expiación de tus pecados y para rescatar tu vida.
Cuando hizo brillar la virtud de su resurrección, entonces se acordaron que estas cosas se habían escrito de El, y que éstas mismas eran las que ellos habían hecho en su honor, esto es, no más que las que estaban escritas sobre El.
La muchedumbre alborota a la muchedumbre. ¿Por qué causa esta turba ciega se llena de envidia al ver que todo el mundo va en pos de Aquel por quien el mundo ha sido hecho?

He aquí que los judíos quieren matarlo, y los gentiles lo quieren ver. Pero, por otra parte, de entre los judíos eran los que clamaban ( Jn 12,13): "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!". Los unos se han sujetado a la ley de la circuncisión, los otros son incircuncisos. Son como dos murallas de distinto origen y que vienen a reunirse por un ósculo de paz en la misma fe de Cristo.