LA ORACIÓN INTENSA Y PERSEVERANTE.
DOM GUERANGER
Jueves de la I semana de Cuaresma
LA ORACIÓN INTENSA Y PERSEVERANTE. — Jesús admira la fe de esta mujer, la alaba y recomienda la imitemos. Con todo era de raza pagana y acaso hasta entonces había adorado a los ídolos; pero se llegó al Señor; el amor maternal le guía a los pies de Jesús; alcanza la curación de su hija y sin duda también la de su alma. Es la aplicación de la verdad consoladora que hallamos antes en el profeta: los elegidos salen de toda raza, aún de la maldita de Canaán. Trata el Señor a esta mujer con aparente dureza, aunque tiene resuelto favorecerla; quiere se eleve su fe y sea digna de ser atendida, recompensada. Roguemos, pues, instantemente en estos días de misericordia. La hija de la cananea era atormentada por el demonio en su cuerpo; ¡Cuántas almas en la Iglesia entera son presa de ese infernal espíritu por el pecado mortal que en ellos mora! ¿Sienten ellas por ventura su mal? ¿Piensan clamar a su libertador? Y si de intento se hace esperar la gracia del perdón, ¿saben humillarse, como la mujer del evangelio, que con tanta sencillez acepta el menosprecio que el Salvador aparenta tener de ella? Ovejas descarriadas de la casa de Israel, aprovechad el tiempo en que con vosotras está todavía el Pastor. Antes de cuarenta días le darán muerte y “el pueblo que le habrá negado no será ya su pueblo'”. También antes de cuarenta días celebraremos el aniversario de ese gran sacrificio; y todo pecador que no se haya llegado a Jesús con la humildad de la Cananea, habrá merecido ser desechado sin remedio. Apresurémonos, pues, a hacernos dignos de la reconciliación. La mesa de los hijos de Dios está ya puesta; y tal y tan grande es la generosidad del padre de familia, que si queremos volver a El desde el fondo de nuestro corazón, nos permitirá recoger, no ya tan sólo las migajas caídas de la mesa, sino que nos dará a Jesús, Pan de vida, en prenda de reconciliación eterna.