DERECHOS Y DEBERES, TAMBIÉN EN LA
IGLESIA
Reflexión diaria del
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 156)
El Magisterio
Social de la Iglesia recalca la importancia y la recíproca complementariedad
entre los derechos de cada persona y los deberes que conllevan. Hoy, más que
nunca, es necesario recordarlo y educar en la responsabilidad, pues muchos
reivindican derechos pero no cumplen con sus obligaciones.
También en este
sentido es necesario caer en la cuenta de ciertas “reclamaciones” de derechos
que no son tales, pero debido a la corrupción del pensamiento y las costumbres,
se cree que sí. El error y el mal nunca tienen derechos. Y no existe el derecho
que vaya en prejuicio del otro, y menos si es más débil e indefenso. Pienso
concretamente en el “supuesto” derecho a abortar por la madre. No existe ese
derecho, sino el deber de asumir con responsabilidad la consecuencia de su acción.
Y, sí, existe, el derecho del niño a la vida.
Así mismo, el estado, todo aquel que ostenta
autoridad y la sociedad tienen la obligación de reconocer y respetar los
derechos de cada persona, también en la Iglesia. Esta obligación no puede estar a merced de los criterios
personales, fobias y filias de cada uno… Pues la autoridad está constituida por
Dios para el servicio. Un ejemplo que nos puede resultar fácil es el derecho
que los fieles tienen a poder asistir a la santa misa por la forma extraordinaria
del Rito Romano según la ley de la Iglesia en el Motu Proprio Summorum
Pontificum. Ningún obispo puede prohibir ese derecho de los fieles, es más
tiene la obligación de proveerles un sacerdote y un lugar donde poder
celebrarlo. Como sabemos, no siempre es así.