LOS PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE
LA IGLESIA
Reflexión diaria del
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 160-163)
La Iglesia para la enseñanza en material social se
fundamenta en unos principios permanentes: la dignidad
de la persona humana, el principio del bien común, de la subsidiaridad y de la solidaridad. Estos principios, expresión de la
verdad íntegra sobre el hombre conocida a través de la razón y de la fe, brotan
« del encuentro del mensaje evangélico y de sus exigencias —comprendidas en el
Mandamiento supremo del amor a Dios y al prójimo y en la Justicia— con los
problemas que surgen en la vida de la sociedad.
Estos principios tienen un carácter general y
fundamental, ya que se refieren a la realidad social en su conjunto:
desde las relaciones interpersonales caracterizadas por la proximidad y la
inmediatez, hasta aquellas mediadas por la política, por la economía y por el
derecho. Por su permanencia
en el tiempo y universalidad de significado, son el parámetro
para interpretar y valorar los fenómenos sociales y sacar criterios de acción.
Estos
principios han de considerarse siempre en unidad y conexión mutua, y no usarlos
de forma parcial según intereses particulares. Estos mismos principios son una “semilla
de renovación” pues indican a todos las
vías posibles para edificar una vida social buena, auténticamente renovada.
Los
principios de la doctrina social implican una obligación moral en el actuar
personal de cada uno así como en el de las
instituciones, representadas por leyes, normas de costumbre y estructuras
civiles, a causa de su capacidad de influir y condicionar las opciones de muchos
y por mucho tiempo.