lunes, 9 de mayo de 2016

DERECHOS DE LOS PUEBLOS Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 157)


DERECHOS DE LOS PUEBLOS
Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 157)
Los derechos que del hombre  que brotan de su condición y dignidad de criaturas de Dios han de extenderse a los pueblos y a las Naciones, como también a otras sociedades intermedias.
El Magisterio de la Iglesia afirma que  el derecho internacional se basa sobre el principio del igual respeto, por parte de los Estados, del derecho a la autodeterminación de cada pueblo y de su libre cooperación en vista del bien común superior de la humanidad. En el concepto de autodeterminación es necesario entender al igual que a nivel individual el correcto uso de la libertad en la responsabilidad. Autodeterminación no puede significar suma mayoritaria de personas que viven en un territorio que quieren hacer lo que “les da la gana”: porque aunque sean la mayoría, no por ello su acción o decisión es “buena” y conforme a la verdad. Esto está presente en nuestra España, donde algunos quieren desgajarse de la unidad de fe y de historia milenaria de los pueblos que conforman nuestra patria, fundándose en mentiras y falacias.  
Para que haya una paz posible, el respeto a la independencia de cada nación es fundamental.
¿Cuáles son pues según la doctrina social de la Iglesia los derechos que tiene una nación o pueblo?
1.- Derecho fundamental a la existencia;
2.-Derecho a la propia lengua y cultura, mediante las cuales un pueblo expresa y promueve su soberanía” espiritual.
3.- Derecho a modelar su vida según las propias tradiciones, excluyendo, naturalmente, toda violación de los derechos humanos fundamentales y, en particular, la opresión de las minorías.
4.- Derechos a construir el propio futuro proporcionando a las generaciones más jóvenes una educación adecuada ».

Importante la conclusión de este punto que podemos aplicar también a nuestra vida personal de relación con los otros: “El orden internacional exige un equilibrio entre particularidad y universalidad, a cuya realización están llamadas todas las Naciones, para las cuales el primer deber sigue siendo el de vivir en paz, respeto y solidaridad con las demás Naciones.”