Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial: San Cirilo, obispo de Jerusalén y doctor de la Iglesia vivió en el siglo
IV y sobresalió por la exposición ortodoxa de la fe, las Sagradas Escrituras y
los misterios del cristianismo. Sufrió
muchas injurias por parte de los arrianos y fue expulsado con frecuencia de su
sede episcopal.
Por medio de la Virgen Eva entró la muerte; era necesario que por medio
de una virgen, es decir, de la Virgen, viniera la vida...".
Señor mío Jesucristo...
MISTERIOS GOZOSOS
1.- La encarnación del Hijo de Dios en las entrañas
purísimas de la Virgen María.
“Cree
también que el unigénito Hijo de Dios descendió del cielo a la tierra por causa de nuestros pecados, asumiendo
nuestra humanidad, sujeta a las mismas
debilidades a las que nosotros estamos sometidos; que nació de una santa Virgen, y por obra del Espíritu Santo.
Esta humanidad la asumió, no según una
apariencia o mediante algún tipo de ficción, sino de modo verdadero. Ni a través de una virgen, como
arrastrado a lo largo de un canal, sino
habiéndose encarnado verdaderamente desde ella (y verdaderamente alimentado de ella con leche), comiendo y
bebiendo además verdaderamente como
nosotros. Porque si la asunción de la naturaleza humana fue un fantasma (y un engaño visual), también la
salvación habría sido un engaño..”
2.-La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa
Isabel.
“El
Señor tomó de nosotros lo que es semejante a nosotros, para llevar la salvación
a la naturaleza humana. Asumió nuestra
semejanza para conceder una mayor gracia a lo que se encontraba en situación
deficiente y para que la naturaleza humana pecadora se hiciese partícipe de
Dios.”
¿Eres
capaz de llevar las almas de los oyentes a la
fe? (cf. Hech 2,42). Hazlo diligentemente. Muchas son las posibilidades
de administrar bien. Tanto como para que ninguno de nosotros sea arrojado a la
condenación, sino que corramos con confianza al encuentro de Cristo, rey
eterno, que reina por los siglos.
3.-El nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén
“De
una virgen nació quien hizo las almas vírgenes.”
Corramos
todos por la gracia de Dios la carrera de la castidad, «los jóvenes y las doncellas, los ancianos junto con los
niños» (Sal 148,12), no siguiendo la lascivia,
sino alabando el nombre de Cristo. No ignoremos la gloria de la pureza, pues se trata de una superioridad angélica y
de una tarea que va más allá del hombre:
respetemos los cuerpos, que en su momento lucirán como el sol. No manchemos con tan bajas pasiones un cuerpo
tan digno. El pecado es algo pequeño y
que sólo dura un tiempo limitado, pero su oprobio se prolonga por una eternidad de años. Los que siguen la
pureza son ángeles que caminan por la tierra.
Las vírgenes tienen parte con María Virgen. Elimínese todo adorno llamativo, toda mirada peligrosa y cualquier
vestido y perfume que arrastren a las
bajas pasiones. En cuanto a todos, el perfume sea la oración, el olor de
las buenas obras y la santificación de
los cuerpos, para que el Señor nacido de la
Virgen, diga también de nosotros, hombres que han guardado su integridad
y mujeres que han recibido la corona:
«Estableceré mi morada en medio de vosotros...
Me pasearé en medio de vosotros, y seré para vosotros Dios, y vosotros seréis para mí un pueblo» (Lev
26,11.12; cf. 2 Cor 6,16; Apoc 21,3; Ez 36,28;
Jer 31,31-34). A quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén
4.-La purificación de Nuestra Señora y presentación del
Niño Jesús en el templo
"«Confia,
Jerusalén: el Señor suprimirá tus pecados» (Sof 3,14-15)24. «El Señor limpiará la inmundicia de sus hijos e
hijas, con viento justiciero y viento abrasador»
(Is 4,4). Derramará sobre vosotros agua pura y seréis purificados de todo vuestro pecado (cf. Ez 36,25). Llegarán
hasta vosotros los coros angélicos y
dirán: «¿Quién es ésta que sube del desierto, apoyada en su amado?» (Cant 8,5). El alma que antes era esclava
cuenta ahora al Señor como su amado. Y
éste, al recibirla, exclamará: ¡Qué bella eres, amada mía, qué bella eres!..."
5.- El niño Jesús perdido y hallado en el templo
“¿Y
qué es, pues, queridos, cuidar la
gracia? Estad preparados para acogerla y, una vez recibida, no la echéis a perder.”