Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: El día 1 de enero de 1824, entrega su alma a Dios San Vicente María
Strambi, obispo de Macerata y Tolentino, de la Congregación de la Pasión, que
gobernó santamente las diócesis que tenía encomendadas y por su fidelidad hacia
el Romano Pontífice fue desterrado.
Con algunos pensamientos meditamos el rosario de hoy en la fiesta de la
Circuncisión del Señor.
Señor
mío Jesucristo…
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
"Oh
cuánto le gusta a Dios que tengamos un concepto altísimo de su bondad y que
caminemos en verdadera sencillez de corazón. Caminemos en una humildad
generosa; tomemos nuevas fuerzas de la esperanza, que consigue cuánto espera.
El santo amor sea el alma de toda la vida interior. ¡Oh amor, oh amor, tú
transformas la tierra en el paraíso!"
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
"¡Humildad,
humildad, humildad. Oh preciosa virtud, cuantos tesoros nos das y nos
conservas! Cuánto nuevos estímulos Dios pone en el corazón, porque lo amamos
sin reserva alguna."
3. La
coronación de espinas
Corre
tú alma mía, y recoge reverentemente esas gotas de Sangre preciosa y con ellas lava
las manchas horribles de tu conciencia culpable, baña con ella tu corazón
endurecido, para que se rompa por compasión, ante la visión de un Dios que suda
sangre, de un Dios en agonía. Abraza devotamente a tu dulce Jesús y dile a él,
pero de corazón: por mí han sido los sudores de sangre, por mí la penosa agonía…
me aflijo y me duele de todo corazón… nunca más pecar, nunca más, nunca más.
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“Digámoslo
todo brevemente: por medio de esta sangra somos rescatados de la esclavitud del
demonio, liberados del infierno, limpiados del pecado, convertidos en hijos de
Dios. Por esta sangre, que fluye de las heridas del Señor como la fuente de la
vida, nos vienen todas las gracias que en Jesús encuentran su es la plenitud;
Dios nos da la sangre de su Hijo, con él nos los ha dado todo.”
5. La
crucifixión y muerte del Señor
“Quisiera
que su ejercicio más frecuente fuera el amor de Dios: la escuela para
encenderse de este amor es el Monte Calvario, santificado por la gran efusión
de la preciosa Sangre de Jesús."