domingo, 3 de abril de 2022

ESTÁN MÁS PRÓXIMOS A AQUEL EN QUE CELEBRAREMOS EL SUBLIME MISTERIO DE LA MISERICORDIA DIVINA. San León Papa

 


Sermón de San León, Papa.

Sermón 9 de Ćuaresma.

No ignoramos, amadísimos, que entre todas las solemnidades cristianas, el misterio pascual es el principal. Para celebrarlo digna y convenientemente, nos prepara y dispone, mediante la reforma de nuestras costumbres, todo el resto del año; más los días presentes nos obligan todavía a una mayor devoción, puesto que sabemos que están más próximos a aquel en que celebraremos el sublime misterio de la misericordia divina. Para esto los santos Apóstoles, inspirados por el Espíritu Santo, instituyeron mayores ayunos, a fin de que estando todos más unidos con la cruz de Cristo, también hagamos algo de lo mucho que por nosotros practicó. Como dice el Apóstol: Si padecemos con Él, también seremos con Él glorificados. Ya que cuantos participan de la pasión de Cristo, tienen esperanza cierta de la bienaventuranza que prometió.

A nadie, amadísimos, se niega la participación en esta gloria, sin que sea obstáculo para ello la condición del tiempo, ya que la tranquilidad y la paz no nos privan de la práctica de la virtud. Ya lo predijo el Apóstol, diciendo: “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo, sufrirán persecución”. Y por lo mismo jamás faltan las pruebas de la persecución, si no se deja la práctica de la piedad. Y a la verdad, el Señor en sus exhortaciones, dice: “Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí”. Ni hay duda que esta palabra va dirigida, no solamente a los discípulos de Cristo, sino a todos los fieles, a toda la Iglesia, la cual, en su universalidad, escuchaba las condiciones de la salvación en la persona de los que estaban presentes.

Así como conviene a todo este cuerpo vivir piadosamente, así es propio de todos los tiempos llevar la cruz, y no en vano se aconseja a cada uno que la lleve, ya que cada uno sufre su peso en una forma y según una medida propia. Uno es el nombre de la persecución, pero la causa del combate no es una sola, y suele haber más peligro en el enemigo oculto que en el manifiesto. El santo Job enseñado por la alternativa de los males y bienes de este mundo, decía muy piadosa y en verdad: ¿No es una tentación toda la vida del hombre sobre la tierra?. Ya que el alma fiel no sólo sufre los dolores del cuerpo, sino que, aun permaneciendo sanos los miembros corporales, se ve amenazada por una grave enfermedad si se deja debilitar por los placeres de la carne. Pero, como “la carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu a los de la carne”, el alma racional, auxiliada por la cruz de Cristo, no consiente en los deseos al ser tentada, por sentirse como traspasada por los clavos de la continencia y del temor de Dios.