viernes, 29 de abril de 2022

DESEO DEL AGUA VIVA. Santo Tomás de Aquino

 


Viernes de la primera semana de Pascua

DESEO DEL AGUA VIVA

Santo Tomás de Aquino

Si supieses el don de Dios y quién es el que te dice: Dame de beber; tú tal vez le pedirías a él, y te daría agua viva (Jn 4, 10).

I. En los adultos se llega a poseer el agua viva, esto es, la gracia, por el deseo, es decir, pidiéndola: Oyó el Señor el deseo de los pobres (Sal 9, 17), pues la gracia no se da sin una petición y un deseo. Por eso decimos que en la justificación del impío se requiere el libre albedrío para detestar los pecados y desear la gracia, según aquello de San Mateo: Pedid, y se os dará (7, 7). Para tanto se requiere el deseo que aun el mismo Hijo es invitado a pedir: Pídeme, y le daré (Sal 2, 8). Por lo cual, el que resiste a la gracia, no la recibe, si primero no la desea, como sucedió con San Pablo, que antes de recibir la gracia, fue reducido a desearla, diciendo: Señor ¿qué quieres que yo haga? (Hech 9, 6). Por eso claramente se dice: Tú tal vez le pedirías a él. Tal vez, a causa del libre albedrío, por el cual el hombre unas veces pide y desea la gracia, y otras no.

II. Dos cosas mueven el deseo del hombre a pedir la gracia, a saber: el conocimiento del bien deseable, y el conocimiento del que la da, y por eso propone conocer dos cosas: 1º) El mismo don. Por lo cual dice: Si supieses el don de Dios, el cual es todo el bien deseable, y procede del Espíritu Santo. Llegué a entender que de otra manera no podría ser continente, si Dios no me lo daba (Sab 8, 21). Esto es el don de Dios. 2º) El dador. Por eso dice: Y quién es el que te dice, etc., esto es: si conocieses al que puede dar, que soy yo. Cuando viniere el Consolador, que yo os enviaré del Padre… él dará testimonio de mí (Jn 15, 26). Y el Apóstol dice: Dio dones a los hombres (Ef 4, 8). (In Joan., IV)