SANTO ROSARIO
13 de mayo de 2021
Por la señal…
Señor mío Jesucristo…
EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL JORDÁN
Una vez bautizado, Jesús salió del agua; y en esto los cielos se abrieron y vio al Espíritu de Dios descender en forma de paloma y posarse sobre él. Y se oyó una voz del cielo: "Éste es mi hijo amado, mi predilecto". ( Cfr. Mt 3,13-17)
Por el Bautismo, hemos sido hechos hijos de Dios, herederos del cielo. Con María, agradezcamos este inmenso don; y pidámosle por todos los bautizados para que crezcamos en la fe viviendo como verdaderos hijos de Dios.
LAS BODAS DE CANÁ
Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea, en la que estaba la madre de Jesús. Invitaron también a la boda a Jesús y a sus discípulos. Se terminó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". Jesús le contestó: "¿A ti y a mí qué, mujer? Mi hora todavía no ha llegado". Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él os diga". ( Cfr. Jn 2,1-11)
María es la Madre y Maestra de todos los hombres. Ella se preocupa de cada uno nosotros y nos enseña lo que debemos hacer cuando nos encontramos en alguna necesidad: Haced lo que él os diga. Como en las bodas de Caná acudamos a María, Madre de Jesús; y presentémosle nuestras necesidades y las de todo el mundo.
EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS INVITANDO A LA CONVERSIÓN
Jesús fue a Galilea y comenzó a predicar el evangelio de Dios; y decía: "Se ha cumplido el tiempo y el reino de Dios está cerca. Arrepentíos y creed en el evangelio" ( Cfr. Mc 1,14-15)
La Virgen en las apariciones de Fátima, nos llama a la conversión -a volvernos a Dios de quien nos alejamos por el pecado- y a rezar por los pecadores. Con espíritu arrepentido por nuestros pecados y confiados en la intercesión de María, pidámosle que ruegue por nosotros y todos los pecadores, y llevando una vida santa podamos alcanzar el cielo.
LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
Unos ocho días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y Santiago y los llevó al monte a orar. Mientras él oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente." ( Cfr. Lc 9,28-35)
Los frutos de la conversión que Jesús predicó y la Virgen vino a recordar en Fátima son la penitencia y oración. El verdaero arrepentimiento nos lleva a buscar la oración. A través de ella y con los sacramentos, somos transfigurados a imagen de Cristo.
Gozosos como los hijos alrededor de su madre, dirijamos nuestra mirada a María, y pidámosle que nos dé amor a los sacramentos y a la oración.
LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA
Durante la cena Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo: "Tomad, esto es mi cuerpo". Después tomó un cáliz, dio gracias, se lo pasó a ellos y bebieron de él todos. Y les dijo: "Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por todos (Cfr. Mc 14,22-24)
El mayor don que Cristo ha dado a la Iglesia ha sido su presencia en la Eucaristía. Así permanece con nosotros. La Virgen María recordó a los pastorcitos de Fátima la importancia de la adoración a Jesús Eucaristía y también la importancia de la reparación ante los ultrajes, sacrilegios e indiferencias de las que es objeto.
Pidámosle a la Virgen, el amor y la delicadeza para tratar a Jesús en la Eucaristía, evitando todo sacrilegio, deshonra y profanación en el interior de nuestras almas y también en el cuidado de la liturgia.