MES DE MARÍA O MES DE MAYO CONSAGRADO A LA SANTÍSIMA VIRGEN
SEGÚN SE HACÍA EN LA IGLESIA DEL COLEGIO IMPERIAL DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
DÍA 3
Por la señal …
ORACIÓN DEDICATORIA
¡Oh, dulce Virgen! De purpúreas flores,
cada día pondré guirnalda hermosa
en tus sienes divinas,
y me serán regalos las espinas,
Pues la que nace de ellas, pura rosa,
tantos alcanza en coronarte honores.
Tú en galardón; lo espero, Madre mía;
mi frente humilde ceñirás un día.
Canto
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra! ¡Oh Paraíso del nuevo Adán sin serpiente! ¡Oh Lirio de los valles, Azucena sin mancha, Flor sin espinas, Rosa Mística! ¡Oh Flor de Jesé, Palma de Cadés, Cedro del Líbano! ¡Oh Flor de todas las virtudes y Árbol de todas las gracias, cuyo Dulcísimo fruto es Nuestro Señor Jesucristo! Siempre te amamos, siempre te invocamos, pero especialmente en este mes de las flores que dedicamos a tu Amor. Haz que en nuestras almas florezcan todas las virtudes y fructifique Nuestro Señor Jesucristo, en gracia y santidad. Y pues eres fuente sellada y pura, no permitas que se sequen jamás en nuestras almas la flor de tu devoción y el fruto del Amor a Jesucristo, tu Hijo. Amén.
MEDITACIÓN
DÍA TERCERO
Consideración sobre la dignidad y excelencia de nuestra alma.
Considera, alma mía, cuán preciosa eres por la nobleza de tu origen. ¿De qué manos has salido'? De las manos de Dios. ¿A imagen de quién has sido hecha'? A imagen y semejanza de Dios. Esta no es una exageración, no es una figura o modo de hablar, es una verdad de fe. ¡Y tú, no sólo no estimas tu nobleza, sino que pierdes por el pecado tan hermosa imagen para tomar la de un demonio horrible! ·
Considera también cuán preciosa eres por el precio de tu rescate. Alma mía,
Secundum imaginem suam fecit .illum. (Eccles., 17, 1.)
Perdida estabas, y perdida para siempre. ¿Quién te sacó del poder del demonio? Tu Padre celestial. ¿Y qué dio para rescatarte? ¿Oro, plata o piedras preciosas? ¡Ah, mucho más, infinitamente más! Dio la vida y sangre de su divino Hijo. ¿Y una vida tan preciosa, una vida que tanto cuesta, la pierdes y malogras tú por un capricho por una satisfacción vil y pasajera?
Considera, en fin, cuán preciosa eres por la Alteza y felicidad de tu destino. Eres hija del Supremo monarca del mundo, destinada a sentarte cerca de su trono y a reinar juntamente con él. una hija de un rey que ha de ser algún día coronada, ¡con cuánto cuidado y esmero se cría en la corte de su padre! y tu alma mía, heredera del paraíso, ¿dónde estás? ¿dónde habitas? ¡Oh, Dios mío! en el cieno, como un animal inmundo. ¿y no te avergüenzas? ¿no teme ser desheredada de Dios?
EJEMPLO
No puede sufrir la Virgen que sirva al pecado una cosa que le está consagrada.
¿Cómo podrá ver con Mancha de culpa un alma comprada con la sangre de su divino Hijo? Hubo un secretario de una hermandad de María, en Sevilla, el cual hizo trabajar con mucha delicadeza en seda y oro dos plumas para escribir los nombres de los congregantes, las patentes y demás apuntaciones de su oficio; las vio un joven de la misma congregación, le gustaron, y quitó una; pero le costó muy caro, no tanto por el hurto como por el uso que hizo de ella. Tenía este joven trato con una mujer poco honesta, y queriendo escribirle tomó aquella pluma que había robado; al comenzar recibió una fuerte bofetada sin ver la mano que le hería, pero sí oyó estas palabras: ¿Y aun tienes atrevimiento, malvado, de profanar una cosa que me está dedicada? Al golpe repentino y terrible voz se desmayó el miserable; una oculta fuerza le quitó de la mano la pluma, cae en tierra, vuelve en sí, reconoce su error, pide perdón humildemente y propone la enmienda. Mas no por esto desapareció la señal, pues por muchos días tuvo amoratada la mejilla, y en ella la marca, para que conociese que no era la mano terrena, y aunque, con la boca hubiese querido callar el hecho, lo manifestaba con el semblante. Mejor le hubiera estado haber escrito con la pluma el nombre de María, a imitación de muchos santos.
OBSEQUIO
Examinar la conciencia, y si hallamos haber cometido algún pecado mortal, confesarnos al punto, y si no, detestar los de la vida pasada.
JACULATORIA
Soltad, Señora, nuestras cadenas y dad luz a nuestras almas.
PARA FINALIZAR
3 avemarías
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.