sábado, 1 de mayo de 2021

MES DE MAYO A LA VIRGEN MARÍA. Día 2

 

MES DE MARÍA O MES DE MAYO CONSAGRADO A LA SANTÍSIMA VIRGEN

SEGÚN SE HACÍA EN LA IGLESIA DEL COLEGIO IMPERIAL DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

 

DÍA 2

 

Por la señal …

 

ORACIÓN DEDICATORIA

¡Oh, dulce Virgen! De purpúreas flores,

cada día pondré guirnalda hermosa

en tus sienes divinas,

y me serán regalos las espinas,

Pues la que nace de ellas, pura rosa,

tantos alcanza en coronarte honores.

Tú en galardón; lo espero, Madre mía;

mi frente humilde ceñirás un día.

 

Canto

 

ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra!  ¡Oh Paraíso del nuevo Adán sin serpiente! ¡Oh Lirio de los valles, Azucena sin mancha, Flor sin espinas, Rosa Mística! ¡Oh Flor de Jesé, Palma de Cadés, Cedro del Líbano!  ¡Oh Flor de todas las virtudes y Árbol de todas las gracias, cuyo Dulcísimo fruto es Nuestro Señor Jesucristo! Siempre te amamos, siempre te invocamos, pero especialmente en este mes de las flores que dedicamos a tu Amor.  Haz que en nuestras almas florezcan todas las virtudes y fructifique Nuestro Señor Jesucristo, en gracia y santidad.  Y pues eres fuente sellada y pura, no permitas que se sequen jamás en nuestras almas la flor de tu devoción y el fruto del Amor a Jesucristo, tu Hijo. Amén.

 

MEDITACIÓN

DÍA SEGUNDO

Sobre la salvación eterna.

 

Estoy en el mundo para salvarme; ¿lo entiendes, alma mía? No estás en el mundo para divertirte, comer, vestir, descansar, y mucho menos para pecar; estás en el mundo sólo para salvarte. ¿De qué te serviría tener por tuya toda la tierra, si al cabo te hubieses de perder? Reyes, emperadores, filósofos, literatos, ¿dé qué os sirve ahora vuestro poder y doctrina si no habéis sabido salvar vuestra alma?

Pero este negocio de la salvación es incierto. La salvación del alma no se gana con oro, sino haciéndose violencia; así como se pierde por un solo pecado mortal. Además, para salvarse no basta haber sido inocente y santo una vez; es preciso perseverar hasta la muerte.

¿Pues qué seguridad tengo yo de salvarme? Mi vida pasada ha sido un tejido de pecados y recaídas; mi vida presente es un abismo; mi vida futura, ¿qué será? Dios lo sabe.

Finalmente, este es un negocio irreparable. Si pierdo un pleito, si pierdo la salud, puedo esperar algún remedió; pero si pierdo el alma una vez sola, ya no hay remedio por toda la eternidad. Si me cortan una mano, me queda otra; si me cortan un pie, me queda otro, si me sacan un ojo, otro me queda. Pero el alma es una sola; o sola salva, o sola condenada. ¿Y pienso tampoco en salvarme, o más bien, me tengo por Seguro? ¡Vivo tranquilo, y si ahora muriese, no sé si me salvaría!

 

EJEMPLO

 

Que María Santísima alcance la salud del alma a sus devotos, no es maravilla; pero que lo haga con quien no se acuerda siquiera de la Señora, esto muestra el amor de sus maternales entrañas. Testigo de esta verdad fue el jovencito Esquilio, el cual no había cumplido doce años y ya vivía malamente; pero Dios, que le quería para sí permitió que cayese gravemente enfermo, tanto, que estaba ya desahuciado y esperando la muerte por momentos, cuando quedando sin sentido, y creyendo los circunstantes que había expirado, fue conducido a una estancia llena de fuego, de la cual, huyendo, llegó a otra sala donde se hallaba la Reina del Cielo con muchos santos que le hacían la corte. Esquilio se arrojó a sus pies al punto; pero la Virgen con severidad le desechó, mandando que de nuevo fuse llevado al fuego; invocó el infeliz a aquellos santos, a los cuales dijo la divina Señora que era un malvado, y que nunca le había rezado un Ave Maria. Intercedieron nuevamente, diciendo que se enmendaría. Entretanto, Esquilio, lleno de temor, prometía darse enteramente a la devoción y servirla mientras viviese. Entonces la Virgen, habiéndole primero reprendido severamente, le exhortó a borrar con la penitencia las culpas pasadas y cumplirle su promesa, con lo que revocó la orden dada de que fuese arrojado a las llamas. En esto, volviendo en sí Esquilio, y habiendo curado, de su enfermedad, se hizo religioso del Orden del Cister, dedicado particularmente a la Virgen, y después fue tanta su virtud que llegó a ser santo, y ahora celebra en el cielo las glorias da esta amorosa Madre.

 

OBSEQUIO

 

Venerar alguna imagen de María Santísima, y encomendarle fervorosamente la salvación del alma.

 

JACULATORIA

 

¡Sálvame, Señora, sálvame!

 

 

PARA FINALIZAR

3 avemarías

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.