HOMILÍA DE MAITINES
Homilía de San Buenaventura, Obispo.
Sermón sobre la dignidad real de la B. Virgen María.
Sermón sobre la dignidad real de la B. Virgen María.
La Santísima Virgen María es la Madre del gran Rey en razón de un noble
tipo de concepción, según el mensaje que le dio el Ángel. He aquí, dijo:
concebirás y darás a luz un Hijo; y también: el Señor Dios le dará el
trono de David su padre, y Él será rey sobre la casa de Jacob para
siempre, y su reino no tendrá fin. En pocas palabras, dice: Concebirás y
darás a luz un Hijo que es Rey, reinando eternamente en el trono real, y
como Reina estarás sentada en el trono real. Porque si es propio de un
hijo, que para honrar a su madre, comparta su trono real con ella, así
la Virgen María, porque concibió a Aquél en cuyo muslo estaba escrito,
Rey de reyes y Señor de señores, era Reina de la tierra y del cielo tan
pronto como concibió al Hijo de Dios. Así lo indica el Apocalipsis,
donde dice: Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del
sol, con la luna bajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce
estrellas.
María Reina supera a todos los demás en gloria, como
lo muestra el Profeta en el Salmo, que se refiere particularmente a
Cristo y a la Virgen María. Primero dice de Cristo: Tu trono, oh Dios,
permanece para siempre jamás, y después de la Virgen: La Reina toma su
lugar a tu diestra, es decir, en la posición de mayor bendición, porque
se refiere a la gloria de alma. Continúa: En prendas de oro, con lo que
se entiende el vestido de gloriosa inmortalidad propia de la Virgen en
su Asunción. Porque no podría ser que el vestido que vistió a Cristo, el
vestido santificado en la tierra por el Verbo encarnado, fuera alimento
de los gusanos. Como era apropiado para Cristo otorgar la plenitud de
la gracia a su Madre en su Concepción, así también que le concediera la
plenitud de la gloria en su Asunción. Debemos sostener, pues, que la
Virgen, gloriosa en alma y cuerpo, está entronizada junto a su Hijo.
María es Reina también y distribuidora de la gracia.
Esto se indica en el libro de Esther, donde se dice: La pequeña
primavera que se convirtió en un río y en luz y el sol. La Virgen María,
bajo el tipo de Esther, se compara con un manantial y con la luz,
debido a la difusión de la gracia para dos usos, es decir, para la
acción y la contemplación. La gracia de Dios, medicina para el género
humano, desciende a nosotros a través de Ella como por un acueducto, ya
que la dispensación de la gracia se atribuye a la Virgen no como su
principio, sino por su posición a través del mérito. Por el mérito, la
Virgen María es la Reina más excelente para con su pueblo, obteniendo el
perdón, supera los conflictos, difunde la gracia, y de ese modo los
conduce a la gloria.