ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS:
A ti, Jesús, que vives y reinas
con Dios Padre y el Espíritu Santo, elevamos este acto de fe, de esperanza,
adoración y caridad porque en tu Sagrado Corazón reconocemos la manifestación
plena de tu amor por nosotros. Acepta también nuestro deseo de reparar tu
Corazón por tantas ofensas e indiferencias.
Con el Ángel de la Paz y todos
los coros de los ángeles, con los santos Francisco y Jacinta Marto y todos los
santos, unidos a tantas almas que te han amado dignamente, decimos:
Dios
mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os
pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. (tres
veces)
Jesús, manso y humilde de
corazón,
R/. Haz
nuestro corazón semejante al tuyo.
7. VIENE A LA TIERRA PARA HACERNOS VIVIR
DE SU VIDA
De los escritos del
beato Juan Bautista Scalabrini, obispo italiano
Jesús viene a la tierra para hacernos vivir de su
vida, para hacernos, por así decir, una sola cosa con Él. Yo he venido, dice Él
mismo, para que tengan vida y la tengan en abundancia. Ahora esta vida que
Jesús viene a comunicarnos uniéndose a nuestra alma, es su misma vida.
La unión de Jesús con el alma cristiana, he aquí el
fundamento de todo el orden sobrenatural. Por ella el hombre se eleva hasta la
participación en la naturaleza divina y en ella eleva todo lo creado. Todo es
de ustedes, grita el Apóstol, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el
futuro. Ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.
Palabras admirables que nos revelan toda la sublime
economía del Evangelio. Unida al Verbo por la
Encarnación, la humanidad sacrosanta de Jesucristo se hizo en Él una sola
persona. Unidos nosotros a Jesucristo por una unión menos perfecta sí, pero
inefablemente íntima, somos como una extensión de Él mismo, le pertenecemos
como los miembros pertenecen al cuerpo. Formamos en Cristo un solo cuerpo.
PARA FINALIZAR:
Todos juntos recitamos el acto
de reparación enseñando por el ángel a los pastorcitos de Fátima:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad
de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que El mismo es ofendido.
Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Sagrado Corazón de Jesús, R/. En vos confío.
Inmaculado Corazón de María, R/. Sed la salvación mía.
Ave María Purísima, R/. Sin pecado concebida.