sábado, 24 de septiembre de 2022

24 de septiembre. Conmemoración de nuestra Señora de la Merced

 


24 de septiembre. Conmemoración de nuestra Señora de la Merced

 En los tiempos en que la mayor parte de España se veía oprimida bajo el cruel yugo de los sarracenos, e innumerables fieles eran reducidos a una inhumana servidumbre, con grave peligro de renegar de la fe y de comprometer su eterna salvación, la santísima Reina de los cielos, deseosa de remediar tantos y tan grandes males, manifestó el ardor de su caridad en la obra de su liberación. Apareciose, en efecto, a San Pedro Nolasco, conocido tanto por su piedad como por sus riquezas, que en las santas meditaciones pensaba continuamente en el modo de socorrer a la multitud de cristianos que gemían bajo el dominio sarraceno, y le manifestó cuán grato sería a su único Hijo y a Ella, el que instituyera en su honor una Orden religiosa cuya misión consistiera en librar a los cautivos de la tiranía de los turcos. Animado el varón de Dios con esta celestial visión, sintió abrasarse su corazón en la caridad; y ya no apeteció más que consagrarse él mismo y la Orden que iba a instituir a la práctica de aquel amor, que hace al hombre dar la vida por sus amigos y el prójimo.

La misma noche, la Virgen Santísima se apareció a San Raimundo de Peñafort y al rey Jaime de Aragón, excitándoles a la fundación de la citada Orden y a que prestaran todo su apoyo a una obra tan magna. Pedro corrió a los pies de Raimundo, su confesor, para darle cuenta de lo que le había ocurrido; y al hallarle ya informado por inspiración del cielo, se puso bajo su dirección. Y juntándose a ellos el rey Jaime, resolvió practicar lo que también le había revelado la Virgen María. Por lo cual, después de un cambio de impresiones y de llegar a un acuerdo, emprendieron la institución de una Orden en honor de la Virgen Madre de Dios, con el título de Santa María de la Merced, o de la redención de cautivos.

El día 10 de agosto de 1218, el rey Jaime decretó la fundación de la Orden de aquellos santos varones. Sus miembros se obligarían, mediante un cuarto voto, a quedar en rehenes en poder de los infieles, cuando así lo exigiera la liberación de los cristianos. El rey les concedió el privilegio de ostentar en el pecho sus propias armas, y se ocupó en conseguir de Gregorio IX la aprobación de un Instituto y de unos votos religiosos inspirados en una tan sublime caridad para con el prójimo. Dios, por intercesión de la Virgen María, hizo crecer la obra, que se propagó con rapidez por toda la tierra, y vio florecer héroes de la santidad, dotados de una caridad y piedad muy grandes, que recojían limosnas de los cristianos para rescatar a sus hermanos, permaneciendo muchas veces ellos mismos como caución para librar a muchos cautivos. A fin de tributar a Dios y a la Santísima Virgen acciones de gracias por un tan gran beneficio y por tan benéfica institución, la Sede Apostólica permitió celebrar esta Fiesta particular y rezar este Oficio, tras haber concedido a la Orden un sinnúmero de privilegios.

 

Oremos.

Oh Dios, que por la gloriosísima Madre de tu Hijo te dignaste enriquecer a tu Iglesia con una nueva familia destinada a librar a los fieles cristianos del poder de los paganos, te suplicamos nos concedas que ya que la veneramos como inspiradora de una tan grande obra, nos veamos libres, por sus méritos e intercesión, de todos nuestros pecados, y del cautiverio del demonio. Por el mismo Señor Nuestro Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.

 

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. San Juan Nepomuceno Zegrí

SECUENCIA PROPIA DE LA MISA DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED