domingo, 6 de noviembre de 2016

SÉ BUEN CRISTIANO PARA CONVENCER AL PAGANO DIFAMADOR. San Agustín




Comentario al Evangelio

XXV DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
V DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA TRANFERIDO
Forma Extraordinaria del Rito Romano
La abundancia de los malos es una gran oportunidad de purificación para los buenos. Pues, aunque los buenos se hallen mezclados entre la multitud de los malos, el Señor conoce a los suyos. Bajo la habilidad de tan gran orfebre no puede perecer ni siquiera una mota de oro entre la abundante paja. ¡Cuánta paja hay allí y cuán poco oro! Pero no temas: el orfebre es tan cualificado, que puede purificar el oro, sin echarlo a perder. Contempla cómo es probado con dificultades el Apóstol, cual oro, en el horno de este mundo; así llegamos a los vasos para usos viles que hay dentro de la gran casa, de los que sabe usar bien el Señor de ella. ¿Qué decía el Apóstol cuando era probado en las dificultades? Peligros en el mar, peligros en el desierto, peligros de parte de mi linaje, peligros de parte de los gentiles. Todos estos peligros eran externos. Pero atiende ahora a los internos: peligros de parte de los falsos hermanos. Me dirijo, pues, al oro de Dios, me dirijo los vasos para usos nobles, me dirijo a los granos que se fatigan entre la paja en la trilla de la era. Me dirijo a ti, quienquiera que estés escuchando no a mí, sino a quien habla por mí. Sé bueno, tolera al malo. No digas: «¿Quién es bueno?» Mejor, quiero que lo digas, porque, por bueno que seas, no carecerás de algún mal. Por eso se dice con toda razón: Nadie es bueno sino el único Dios. Pero Dios es aquel bueno que hace las cosas buenas. Por tanto, si bueno es Dios que hace cosas buenas y sólo él es el buen hacedor de cosas buenas, ¿cómo es hacedor de cosas buenas si ningún hombre es bueno? Así, pues, según un modo adecuado a él también el hombre es bueno. Si no lo fuese, no diría el Señor mismo: El hombre bueno saca del buen tesoro de su corazón las cosas buenas.
Sé, pues, bueno y tolera al malo. Sé bueno de un único modo y tolera al malo de dos maneras. El bueno sólo lo es en su interior, porque, si no lo es en su interior, en ningún lugar lo será. Sé, por tanto, bueno dentro, tolera al malo fuera y dentro. Tolera fuera al hereje, tolera al pagano, tolera al judío; tolera también dentro al mal cristiano, puesto que los enemigos del hombre son los de su propia casa. Aguantando dentro a muchos malos te incomodas, te indignas como si ya hubiese llegado el tiempo de la bielda . Te hallas en la trilla, aún estás en la trilla, aún se trilla; aún se amontonan en la era granos y gavillas cuando aceptan la fe los gentiles. ¿Piensas que, en cuanto trigo, puedes estar solo en la era? Te equivocas. Gime en la era para gozar en el granero. Muchas cosas malas hacen los malos cristianos; los que están fuera de la Iglesia y se niegan a hacerse cristianos, encuentran motivos de excusa. Al que le exhorta a creer le responde de esta manera: «¿Pretendes que yo sea como aquel y aquel otro cristiano?» Y va nombrando a uno y a otro. Y a veces lo que dice es verdad. Mas cuando no le es posible hallar algo verídico, ¿le es acaso difícil calumniar? Como no teme inventar calumnias, hace que otro sospeche lo que no está viendo. Cuando tú oigas a alguien que dice estas cosas, porque quizá sabes que tus hermanos son malos, dices para ti mismo: «Es verdad lo que dice». Peligros de parte de los falsos hermanos . Pero no desfallezcas; sé tú lo que él busca. Sé buen cristiano para convencer al pagano difamador.
San Agustín, Sermón 15 al salmo 25, 8