Comentario al
Evangelio
XXV DOMINGO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
V DOMINGO DESPUÉS
DE EPIFANÍA TRANFERIDO
Forma
Extraordinaria del Rito Romano
La
abundancia de los malos es una gran oportunidad de purificación para los
buenos. Pues, aunque los buenos se hallen mezclados entre la multitud de los
malos, el Señor conoce a los suyos. Bajo la habilidad de tan gran orfebre no
puede perecer ni siquiera una mota de oro entre la abundante paja. ¡Cuánta paja
hay allí y cuán poco oro! Pero no temas: el orfebre es tan cualificado, que
puede purificar el oro, sin echarlo a perder. Contempla cómo es probado con
dificultades el Apóstol, cual oro, en el horno de este mundo; así llegamos a
los vasos para usos viles que hay dentro de la gran casa, de los que sabe usar
bien el Señor de ella. ¿Qué decía el Apóstol cuando era probado en las
dificultades? Peligros en el mar, peligros en el desierto, peligros de parte de
mi linaje, peligros de parte de los gentiles. Todos estos peligros eran
externos. Pero atiende ahora a los internos: peligros de parte de los falsos
hermanos. Me dirijo, pues, al oro de Dios, me dirijo los vasos para usos
nobles, me dirijo a los granos que se fatigan entre la paja en la trilla de la
era. Me dirijo a ti, quienquiera que estés escuchando no a mí, sino a quien
habla por mí. Sé bueno, tolera al malo. No digas: «¿Quién es bueno?» Mejor,
quiero que lo digas, porque, por bueno que seas, no carecerás de algún mal. Por
eso se dice con toda razón: Nadie es bueno sino el único Dios. Pero Dios es
aquel bueno que hace las cosas buenas. Por tanto, si bueno es Dios que hace
cosas buenas y sólo él es el buen hacedor de cosas buenas, ¿cómo es hacedor de
cosas buenas si ningún hombre es bueno? Así, pues, según un modo adecuado a él
también el hombre es bueno. Si no lo fuese, no diría el Señor mismo: El hombre
bueno saca del buen tesoro de su corazón las cosas buenas.
Sé,
pues, bueno y tolera al malo. Sé bueno de un único modo y tolera al malo de dos
maneras. El bueno sólo lo es en su interior, porque, si no lo es en su
interior, en ningún lugar lo será. Sé, por tanto, bueno dentro, tolera al malo
fuera y dentro. Tolera fuera al hereje, tolera al pagano, tolera al judío;
tolera también dentro al mal cristiano, puesto que los enemigos del hombre son
los de su propia casa. Aguantando dentro a muchos malos te incomodas, te
indignas como si ya hubiese llegado el tiempo de la bielda . Te hallas en la
trilla, aún estás en la trilla, aún se trilla; aún se amontonan en la era
granos y gavillas cuando aceptan la fe los gentiles. ¿Piensas que, en cuanto
trigo, puedes estar solo en la era? Te equivocas. Gime en la era para gozar en
el granero. Muchas cosas malas hacen los malos cristianos; los que están fuera
de la Iglesia y se niegan a hacerse cristianos, encuentran motivos de excusa.
Al que le exhorta a creer le responde de esta manera: «¿Pretendes que yo sea
como aquel y aquel otro cristiano?» Y va nombrando a uno y a otro. Y a veces lo
que dice es verdad. Mas cuando no le es posible hallar algo verídico, ¿le es
acaso difícil calumniar? Como no teme inventar calumnias, hace que otro
sospeche lo que no está viendo. Cuando tú oigas a alguien que dice estas cosas,
porque quizá sabes que tus hermanos son malos, dices para ti mismo: «Es verdad
lo que dice». Peligros de parte de los falsos hermanos . Pero no desfallezcas;
sé tú lo que él busca. Sé buen cristiano para convencer al pagano difamador.
San Agustín, Sermón 15 al salmo 25, 8