LA IGLESIA SE FUNDA, NACE Y VIVE DE LA PALABRA DE DIOS
La Iglesia se
funda sobre la Palabra de Dios, nace y vive de ella: a lo largo de toda su
historia, el Pueblo de Dios ha encontrado siempre en ella su fuerza, y la
comunidad eclesial crece también hoy en la escucha, en la celebración y en el
estudio de la Palabra de Dios.
Corremos el
peligro de dar por descontado en la vida cotidiana: el hecho de que Dios
hable y responda a nuestras cuestiones.
Únicamente en
el «nosotros» de la Iglesia, en la escucha y acogida recíproca, podemos
profundizar nuestra relación con la Palabra de Dios.
Cuando
reflexionamos sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia,
debemos pensar en san Pablo y en su vida consagrada a anunciar la salvación de
Cristo a todas las gentes: «Hago todo esto por el Evangelio» (1 Co
9,23); «Yo no me avergüenzo del Evangelio: es fuerza de salvación de Dios para
todo el que cree» (Rom 1,16).
Cfr. Verbum
Domini 3-4