Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial: El beato Tomas de Kempis es conocido por su obra la Imitación de Cristo,
pero también dejó escrita otra llamada Imitación de María. Con algunos de sus
párrafos meditamos el rosario de hoy.
Señor
mío Jesucristo…
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
“Te
bendigo, te alabo y te ensalzo con todas mis fuerzas, oh fidelísima y amadísima
Madre de Dios, celestial María, por tu perseverancia en la fe firme y en la
caridad perfecta, cuando tú sola mientras los apóstoles huían por miedo y
mientras también los pocos que seguían a Jesús se avergonzaban, con extrema
constancia mantuviste en alto la antorcha encendida de la fe en la pasión del
Hijo, sin dudar de su futura resurrección al tercer día, como él había predicho
con bastante claridad.”.
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
“Te
bendigo, te alabo y con todas mis fuerzas me encomiendo a ti, Santa e
lnmaculada Virgen, por tu dolorosa presencia junto a la cruz de Jesús, donde
abrumada y afligida te detuviste por largo tiempo, atravesada por una espada de
dolor, según la profecía de Simeón (Lc 2, 35); por las abundantes lágrimas
derramadas; por la gran fidelidad e inefable coherencia que demostraste a tu
Hijo en su extrema necesidad, cuando estaba por morir; por el inmenso dolor de
tu corazón; por el sufrimiento más lacerante en el momento de su muerte; por la
palidez de su aspecto, cuando lo viste pender muerto delante de ti..”
3. La
coronación de espinas
“La
benignísima Madre de Jesús sabe bien compadecerse del que sufre. Aprendió de lo
que ha sufrido a tener afectuosa compasión de los afligidos. No se olvidará de
sus pobres devotos, acudirá al encuentro de sus oraciones, ayudará a los que la
invocan con perseverancia y será propicia para con los que la sirven.”
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“¡Oh,
piadosas, santas y dolorosísimas lágrimas de la bienaventurada, pura y siempre
Virgen María, que brotaron de sus ojos, el día Viernes santo, debido a su
íntima "con-pasión" con Cristo y su amadísima pasión y muerte en
cruz; cuando se deslizaron copiosamente a lo largo de sus mejillas y de su
pecho hasta el ruedo del vestido y empaparon el velo de su sagrada cabeza; y,
al caer sobre sus santos pies, rociaron el polvoriento suelo!
¡Ah,
si yo hubiese podido seguir entonces las huellas de los pies de mi Señora y
hubiese podido en secreto recoger en un recipiente sus cálidas lágrimas, no
para lavar mis pies, que a menudo he manchado en pos de malos pensamientos y de
afectos indecentes, sino para lavarme las manos y la cabeza, esto es,las
palabras y las acciones malas, para el perdón de todos mis pecados cometidos
cada día!”
5. La
crucifixión y muerte del Señor
“¡Oh
piadosa Madre de Dios!, Virgen María, te ruego me seas propicia: cancela todos
mis vicios con tus dolores y con tu devotísima intercesión. Carísima María,
socorre mi alma en la última hora de mi vida, y acude con la multitud de los
ángeles y de los santos a defenderme contra los terrores del enemigo y los
sufrimientos del infierno. Acuérdate de la sangre preciosa e inocente en la
muerte de tu amado Hijo Jesucristo, sufrida a causa de mí, pecador; de su
costado herido y de todas las lágrimas que derramaste en tu entera vida; y ten
compasión de mí. A ti suspiro, en tus méritos confío, "oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María", Amén..”