lunes, 28 de noviembre de 2016

DIOS ESCUCHA AL HOMBRE Y RESPONDE A SUS INTERROGANTES





DIOS ESCUCHA AL HOMBRE Y RESPONDE A SUS INTERROGANTES
En este diálogo con Dios nos comprendemos a nosotros mismos y encontramos respuesta a las cuestiones más profundas que anidan en nuestro corazón. La Palabra de Dios no se contrapone al hombre. SÓLO DIOS RESPONDE A LA SED QUE HAY EN EL CORAZÓN DE TODO SER HUMANO.
En nuestra época se ha difundido la idea de que Dios es extraño a la vida y a los problemas del hombre e incluso una amenaza para su autonomía.
Es decisivo mostrar la capacidad que tiene la Palabra de Dios como una apertura a los propios problemas, una respuesta a nuestros interrogantes, un ensanchamiento de los propios valores y, a la vez, como una satisfacción de las propias aspiraciones.
Dice san Buenaventura: «El fruto de la Sagrada Escritura no es uno cualquiera, sino la plenitud de la felicidad eterna. En efecto, la Sagrada Escritura es precisamente el libro en el que están escritas palabras de vida eterna para que no sólo creamos, sino que poseamos también la vida eterna, en la que veremos, amaremos y serán colmados todos nuestros deseos».
Cfr. Verbum Domini 23