Pues el amor
nos ha dado
Dios,
ya no hay
que temer,
muramos los
dos.
Danos el
Padre
a su único
Hijo:
hoy viene al
mundo
en pobre
cortijo.
¡Oh gran
regocijo,
que ya el
hombre es Dios!
no hay que
temer,
muramos los
dos.
Mira,
Llorente
qué fuerte
amorío,
viene el
inocente
a padecer
frío;
deja un
señorío
en fin, como
Dios,
ya no hay
que temer,
muramos los
dos.