Cada día, al pie del Sagrario, arreglemos todos los asuntos del día; y ¡qué bien se arreglan allí… sin intervención de persona ninguna, aumentándose nuestra fe, de día en día! Preguntadle al pie del sagrario y escuchad sus respuestas en el fondo del corazón...
Y si estáis tristes y necesitáis un rato de desahogo, id al Sagrario; creedme, allí lo encontraréis todo. Pues la fortaleza que se recibe al pie del Sagrario no se parece a nada. La unión de voluntades que por medio del cambio voluntario allí se establece, es dejar de tener vida propia, para vivir sólo de la suya divina…