ENTENDER QUE NO PUEDO
ENTENDER NADA
La gloria que sentí no se puede escribir
ni decir, ni la puede imaginar quien lo haya experimentado. Entendí, sin ver
nada, que allí estaba todo junto lo que el hombre puede desear. Me dijeron, y
no se quién, que lo único que podía hacer allí era entender que no podía
entender nada, y darme cuenta de que todo es nada comparado con aquello.